Martes 04 de Noviembre de 2025
Leído › 59 veces

En las empinadas laderas donde el Ródano se demora antes de precipitarse hacia el sur, la luz se aferra a las vides como un secreto.
Allí, en el corazón de Condrieu, Domaine Georges Vernay ha cultivado un terruño excepcional durante tres generaciones, donde cada cepa parece suspendida entre el cielo y el río.
Se dice que fue aquí donde la Viognier encontró refugio, rescatada del olvido por la mano paciente de Georges Vernay.
De esta dedicación nació una estirpe de vinos blancos delicados y potentes a la vez, vibrantes de aromas y recuerdos.
Bajo la dirección de Christine Vernay, la finca continúa hoy esta búsqueda del equilibrio entre la pureza de la fruta y la profundidad del suelo, entre instinto y rigor, entre gracia y solemnidad.
En cada copa, se encuentra la luz matutina sobre las laderas, la caricia del viento, el murmullo del Ródano. Los vinos de la finca no cuentan el tiempo: lo suspenden. Nos invitan a bajar el ritmo, a escuchar, a ese silencio interior donde la tierra habla a quienes saben esperar.
La finca es más que un viñedo: es un soplo de aire fresco.
Un lugar donde la belleza no se proclama, sino que se siente en cada gesto, en cada vendimia, en cada mirada a la ladera.
Y cuando cae la tarde en Condrieu, parece que las vides se duermen en la misma paz que quienes las crearon.
En estas laderas, la luz del Ródano se convierte en una promesa: la de un vino que une la fuerza de la tierra con la delicadeza del alma.
Texto aprobado por Domaine Georges Vernay (Condrieu)
Texto escrito por Ester Solà Melgosa – Vinobouquet (España)
www.vinobouquet.es
Leído › 59 veces