Miércoles 25 de Junio de 2025
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Billy Brunch, asentado en la céntrica calle Barceló de Madrid y con locales también en Barcelona y Sevilla, se ha consolidado como una de las referencias más reconocibles del brunch en España. Su propuesta combina el estilo de los desayunos de hotel de lujo francés con influencias internacionales y mediterráneas, ofreciendo un ambiente relajado, una cocina de producto y un servicio cercano que busca ir más allá de la simple experiencia gastronómica.
En los últimos años, el brunch se ha convertido en todo un fenómeno social y gastronómico en Madrid, consolidándose como el desayuno tardío ideal para quienes buscan disfrutar sin prisas de una comida que mezcla lo dulce y lo salado, el café y el cóctel, el croissant y el huevo benedict. Importado con fuerte influencia anglosajona y americana, este formato ha encontrado su sitio en la capital como excusa perfecta para reunirse con amigos, celebrar planes de fin de semana o simplemente romper la rutina del desayuno convencional. En este contexto, han proliferado decenas de locales que compiten por ofrecer su versión del brunch, muchas veces enfocada en lo visual y lo efímero. Sin embargo, entre esa multitud de propuestas, Billy Brunch ha sabido destacar y consolidarse como uno de los más solicitados de la ciudad. Basta con echar un vistazo a las reseñas en internet o acercarse cualquier fin de semana a su local para comprobar su popularidad: largas colas en la puerta y una clientela fiel que acude en busca de una experiencia que combina calidad, calidez y constancia.
Detrás del éxito de Billy Brunch está la figura de Billy Thorens, nacido en 1988 en un pequeño pueblo rural de Suiza, rodeado de naturaleza, animales y productos frescos. Esa infancia marcada por la sencillez y la calidad del producto le inculcó una ética de trabajo sólida y una sensibilidad especial por los ingredientes bien tratados. Su formación en Gestión Internacional de Hostelería y su paso por cocinas con estrella Michelin, hoteles de lujo en Dubái o el W Barcelona, moldearon una visión integral de la gastronomía y del servicio. Todo ese bagaje se traduce hoy en un concepto de brunch que va más allá del plato bonito: aquí el valor añadido está también en la experiencia humana. El ambiente es relajado, pero el servicio es ágil, profesional y, sobre todo, amable. Figuras como Daniel, siempre atento, sonriente y eficaz, contribuyen a que el cliente se sienta no solo bien atendido, sino realmente bienvenido. Esa combinación de calidez, constancia y atención al detalle es lo que ha convertido a Billy Brunch en algo más que un lugar para comer: es un espacio donde apetece quedarse.
Antes de entrar a valorar la propuesta gastronómica, merece la pena detenerse en el espacio, donde cada detalle refuerza esa sensación de calidez y cercanía. El local combina el ladrillo visto y las vigas expuestas con una cocina abierta que aporta transparencia y dinamismo a la experiencia. El resultado es un ambiente de estética rústica y luminosa, con aires de bistró bohemio, que invita a relajarse y disfrutar sin prisa. Dispone también de sillones cómodos que aportan un plus de confort y de pequeños aparatos de entretenimiento para los más pequeños, lo que convierte al local en una opción ideal tanto para planes entre amigos como para familias. Aquí no hay pretensiones ni artificios: todo parece pensado para hacer sentir al comensal como en casa, pero con el mimo propio de un entorno cuidado hasta en los pequeños gestos.
En su carta no podían faltar los grandes clásicos del desayuno, especialmente los huevos, que se presentan en múltiples versiones y con una ejecución cuidada. Destacan los huevos benedictinos, posiblemente uno de los platos estrella, servidos con el punto perfecto de cocción, una holandesa casera sedosa y untuosa, generosas porciones de beicon crujiente (o espinaca, en su versión vegetal) y una guarnición abundante de patatas y ensalada que redondea el plato tanto en sabor como en cantidad. Para quienes buscan un desayuno más contundente, el Desayuno Clásico Inglés no decepciona. También hay propuestas más saludables como la Tortilla de Superfood, con kale, espinaca y perejil, o los huevos revueltos o en tortilla al gusto, con ingredientes añadidos que permiten personalizar el plato al detalle. Otra opción con personalidad es la Chakchouka, una sartén de huevos escalfados en salsa de tomate especiada con pimientos y cebolla, de sabor intenso y reconfortante. Y para quienes no se conforman con poco, el Americano Maxi reúne lo mejor del desayuno anglosajón.
Entre los clásicos de la carta, merece una mención especial el Sándwich Club Rústico, una propuesta tan contundente como sabrosa. Elaborado con pan de masa madre de buena textura, relleno de pollo de corral sorprendentemente jugoso y un queso de calidad que aporta cremosidad y sabor, se completa con una capa de guacamole que le da frescor y un punto untuoso muy bien equilibrado. Es un plato ideal para quienes buscan algo más sustancioso sin renunciar a la calidad del producto ni al cuidado en la ejecución. También se ofrecen opciones vegetarianas como el Tajine de verdura, cocinado a fuego lento con especias y servido con pan, o el clásico guacamole fresco con totopos, elaborado con aguacate orgánico y opción de añadir salsa de queso cheddar para los más golosos.
En la sección más saludable de la carta, Billy Brunch demuestra que lo nutritivo no está reñido con el sabor. Destaca especialmente el Bol de Açai, una de esas propuestas que poco a poco se han ganado un hueco fijo en los brunch modernos. Refrescante, equilibrado y visualmente atractivo, se elabora con helado de açaí puro mezclado con plátano y se corona con una colorida combinación de fruta fresca, coco rallado, granola casera crujiente y una generosa ración de nueces que aporta textura y valor nutricional. Junto a él, otras opciones completan esta línea más ligera pero sabrosa, como la Tostada de aguacate con semillas, a la que puede añadirse un huevo escalfado a baja temperatura para reforzar el aporte proteico. O la tostada de champiñones, servida con tomate rallado y opción de sumar queso de oveja semicurado.
Dentro de los clásicos imprescindibles de cualquier brunch, los pancakes de Billy Brunch sorprenden no solo por su sabor, también por su generosidad, especialmente teniendo en cuenta que el plato no supera los 11 euros. Servidos en una pila de tres, recién hechas al momento, destacan por su textura esponjosa y su dulzura equilibrada. Las combinaciones juegan con sabores que gustan tanto a los paladares más tradicionales como a los que buscan un toque diferente: desde el clásico sirope de arce acompañado de fruta fresca, hasta opciones más golosas como el dulce de leche con coco o el chocolate negro con fresas. Sin duda, un dulce que no defrauda y que funciona perfecto como cierre o contrapunto.
La carta de bebidas complementa su oferta con zumos frescos y combinaciones ideales para el brunch. Destacan los zumos detox como el clásico zumo de naranja fresco, con opción a añadir jengibre, y mezclas como el smoothie de fresa, plátano y naranja, el energizer de manzana verde y limón, y el detox rojo de remolacha, jengibre y piña. Para quienes buscan un toque más festivo, están la mimosa (zumo de naranja y cava), el picante spicy Bloody Mary y el refrescante Aperol Spritz, opciones perfectas para acompañar la comida con un aire ligero y burbujeante. La selección de cafés destaca por su calidad y presentación cuidada, con acabados en dibujo que aportan un toque artístico a cada taza. Desde los clásicos como el café solo, doble o cortado, hasta opciones más elaboradas como el flat white, cappuccino o café con leche en distintos tamaños, la variedad satisface todos los gustos. Para los que buscan alternativas más aromáticas y especiadas, el chai latte y el matcha latte orgánico ofrecen sabores intensos y reconfortantes. Además, cuentan con opciones frías como el cold brew o el iced latte, perfectas para acompañar el brunch en cualquier momento del día.
Billy Brunch logra combinar sin artificios un ambiente cálido, una cocina honesta y un servicio cercano que realmente se nota. En medio de tanta oferta, aquí se siente que todo está cuidado de verdad, desde el producto hasta la sonrisa con la que te atienden. Es un lugar al que apetece volver, sin pretensiones, solo disfrutando de un brunch bien hecho y sincero.
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