La cosecha en verde como estrategia de valor

La estrategia para controlar los precios del vino y mejorar la imagen de marca, eliminando uvas

Roberto Beiro

Viernes 17 de Enero de 2025

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La cosecha en verde es una práctica usada en enología con la finalidad de mejorar aspectos de la viticultura y obtener una producción de uva de mejor calidad. Sin embargo, la cosecha en verde es también una potente herramienta económica y de empresa que ayuda a mejorar ventas y aumentar el valor de los vinos.

No es nada nuevo, sin embargo con los fuertes cambios que se están produciendo en le mercado en los últimos tiempos, vemos como la cosecha en verde toma protagonismo más allá de aspectos enológicos, convirtiéndose en una herramienta estratégica en el sector vinícola para proteger la rentabilidad de las bodegas y mantener el valor de los vinos en el mercado.

Esta técnica consiste en eliminar racimos de uva antes de su maduración con el objetivo de reducir el volumen de producción, lo que tiene implicaciones directas sobre la relación entre oferta y demanda. En el mercado del vino, un exceso de producción puede desequilibrar la oferta en relación con la demanda existente. Cuando esto sucede, los precios suelen experimentar una caída debido a los excedentes y la presión para comercializar un mayor volumen de producto. Este descenso de precios puede reducir significativamente los márgenes de ganancia de los productores, afectando especialmente a las pequeñas bodegas, que suelen tener menos capacidad de absorber estas fluctuaciones. La cosecha en verde, al limitar la cantidad de uvas disponibles, permite ajustar la oferta a la demanda real del mercado, lo que contribuye a estabilizar los precios y preservar los ingresos.

Además, mantener un equilibrio entre la producción y la demanda no solo es importante para evitar la caída de precios, sino también para proteger la percepción de calidad y exclusividad asociada a los vinos de una región o país. Si los precios bajan de forma drástica, los consumidores pueden interpretar que el producto tiene menos valor, lo que podría perjudicar la imagen de los vinos en el largo plazo. Esto es especialmente relevante en denominaciones de origen que buscan posicionarse como referentes de calidad en mercados internacionales. El ejemplo más claro de esto son las denominaciones francesas, como Champán, Burdeos o Borgoña, que cada año miden milimétricamente la cantidad de producto que necesitan para seguir vendiendo a precios elevados y mantener la imagen-reputación internacional y efectúan cosechas en verde o limitan rendimientos en vendimia cuando es necesario.

Por otro lado, como hemos visto, la cosecha en verde permite reducir la cantidad de racimos en la vid, de tal modo que las uvas que permanecen en las viñas tienen menos competencia y reciban una mayor cantidad de nutrientes, lo que puede mejorar las características organolépticas de los vinos, es decir su sabor. Este aspecto técnico añade un valor adicional al producto final y refuerza la percepción de calidad entre los consumidores.

Aunque la implementación de la cosecha en verde supone trabajos adicionales, y por tanto un coste para los productores, los beneficios económicos y reputacionales a medio y largo plazo suelen justificar esta inversión. En mercados donde la competencia es alta y los consumidores son sensibles a la relación calidad-precio, la capacidad de ajustar la oferta sin sacrificar la calidad puede marcar la diferencia entre el éxito y las dificultades económicas.

La cosecha en verde se presenta como una solución efectiva para gestionar el equilibrio entre la oferta y la demanda, proteger los precios del vino y salvaguardar la imagen de los vinos de una región. Al reducir el riesgo de sobreproducción, esta práctica contribuye a mantener la estabilidad económica de las bodegas y refuerza la percepción de valor de los vinos en el mercado mundial.

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