Martes 01 de Octubre de 2024
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Visitar Casa Vigil no es solo una parada en el camino del vino, es una experiencia completa, inmersiva, y si se me permite, casi mística. Alejandro Vigil, enólogo de renombre mundial, junto a su esposa María Sanse, han creado un rincón que fusiona la pasión por el vino con el arte, la cultura y una gastronomía que te deja sin palabras. Desde el momento en que llegás, sentís que estás a punto de vivir algo único. Casa Vigil, en el corazón de Mendoza, se destaca por mucho más que sus vinos: su ambientación, el arte que la rodea y el cuidado en cada detalle te hacen sentir que entraste a un lugar donde se honra al vino, pero también a la belleza en todas sus formas.
Una de las cosas más fascinantes de Casa Vigil es su inspiración en la Divina Comedia de Dante. Sí, leíste bien. Aquí, el vino no solo se bebe, sino que te lleva de viaje a través del cielo, el purgatorio y el infierno. Es un recorrido simbólico que refleja el proceso creativo de Vigil, alguien que no solo produce vino, sino que lo vive como una obra de arte. Cada paso en la bodega es una pequeña aventura por estos mundos, y te encontrás rodeado de piezas de arte mendocino que complementan esta experiencia. La integración del arte local en los espacios añade una profundidad única, haciendo que el visitante sienta una conexión más íntima con la región.
Y si la bodega impresiona, el restaurante, galardonado con una estrella Michelin no se queda atrás. Bajo la batuta del chef Iván Azar, la gastronomía en Casa Vigil alcanza niveles superlativos. La cocina de Azar no es simplemente deliciosa, es lúdica. Juega con los sentidos de una manera que te deja sorprendido a cada bocado. Con un menú de 10 pasos que marida a la perfección con una selección de vinos El Enemigo, cada plato es un viaje de texturas y sabores.
El menú comienza con una selección de snacks que incluye maridajes con Enemigo Semillón y Losance Rosé Malbec. Desde allí, las sorpresas continúan: la trucha con azafrán se realza con un Enemigo Chardonnay, mientras que el cochinillo con cerveza combina a la perfección con el Enemigo Bonarda.
A mitad del recorrido, te encontrás con platos como el chivo con maíz, acompañado de un profundo Enemigo Malbec, y el lomo con chocolate, una combinación inesperada pero exquisita que se marida con el Gran Enemigo Blend. La costilla con papa (plato que hace homenaje a la infancia de Ale Vigil), por su parte, tiene el honor de compartir protagonismo con dos joyas de la casa: Gran Enemigo Cepillo y Gran Enemigo Gualtallary.
Casi al final, los sabores se refrescan con un pepino y manzana verde, mientras que el toque dulce final lo aporta el plato de peras, yogur y algarroba, maridado con un sofisticado Losance Brut Nature Charmat. Cada plato es una obra maestra en sí misma, y el maridaje eleva aún más la experiencia, logrando un equilibrio perfecto entre el vino y la gastronomía.
Los vinos de Casa Vigil, en especial la línea El Enemigo, no necesitan presentación. Cada uno de ellos cuenta una historia, y lo que destaca es cómo Alejandro Vigil y su equipo han logrado captar la esencia de la tierra mendocina en cada botella. El amor por el terruño y la pasión por trascender con sus vinos se perciben en cada sorbo, creando una experiencia que va mucho más allá de lo que se pueda describir. Desde el Malbec hasta los blends más complejos, el vino aquí no es solo bebida, es el alma de un proyecto que nació para compartir y emocionar.
Casa Vigil no es simplemente un lugar donde uno va a comer y beber. Es un espacio donde se experimenta el vino en toda su magnificencia, desde el arte que lo rodea hasta la calidad humana de quienes lo presentan. Cada persona que te atiende en la bodega parece tener una conexión especial con lo que hace, y eso es algo que los visitantes notan al instante. El servicio es cercano, profesional y siempre dispuesto a hacer que cada detalle sume a una experiencia inolvidable.
Lo que más impresiona de Casa Vigil es el equilibrio entre lo que se bebe y lo que se come. El menú de 10 pasos maridado cuidadosamente con los vinos no es simplemente una comida, es una travesía. Cada vino está pensado para realzar los sabores de los platos, y viceversa. Y es este maridaje entre el vino y la gastronomía lo que convierte a la experiencia en algo único. No importa si sos un experto en vinos o alguien que simplemente disfruta de una buena copa, aquí vas a sentir que formás parte de algo especial.
Casa Vigil es más que una bodega, es un destino en sí mismo. Ya sea que te pierdas entre las obras de arte mendocino, recorras la bodega inspirada en la Divina Comedia o te dejes sorprender por la cocina de Iván Azar, lo cierto es que cada rincón de este lugar tiene algo que contar. Si estás en Mendoza y no pasás por acá, realmente te estás perdiendo una de las mejores experiencias que Mendoza tiene para ofrecer. Así que anotalo en tu lista de musts para tu próximo viaje. No te vas a arrepentir.
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