DO Yecla: la tierra de la Monastrell

Yecla, Cuna de la Monastrell y el éxito de los vinos DEMUERTE

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Viernes 05 de Enero de 2024

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Enclavada en una rica tradición vinícola que se remonta a los fenicios y romanos, Yecla se erige como un epicentro de la producción de vino. Desde el siglo VIII, los árabes encontraron abundantes viñedos en estas tierras, iniciando una historia que se consolidó en el siglo XVI con la designación de Yecla como Bodega Mayor en la producción vinícola según las crónicas de Felipe II. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX, con la llegada de comerciantes franceses, que los viñedos experimentaron una expansión significativa, ocupando todo su territorio actual.

La Denominación de Origen (D.O.) Yecla, ubicada entre 535 y 800 metros sobre el nivel del mar, destaca por la diversidad de estilos de vinos que autoriza, con especial énfasis en los tintos, cuya base es la variedad Monastrell, ya sea sola o acompañada de otras cepas autorizadas como Syrah, Merlot y Petit Verdot.

Los vinos de Yecla, bajo la D.O., son reconocidos por su equilibrio, intensidad aromática y concentración frutal. Tanto los vinos jóvenes como los de crianza se distinguen por su color cereza violáceo con tonos granates, aromas balsámicos, especiados, minerales y frutas rojas. En boca, se describen como carnosos, cálidos, tánicos y suaves, destacando por su equilibrio y gran extracto, características impresas por la Monastrell en esta tierra.

El suelo de tipo calizo, con un subsuelo espeso de carbonatos y una superficie arenosa con formaciones de arcilla, contribuye a la calidad de los viñedos de Yecla. El clima mediterráneo-continentalizado, con inviernos largos y fríos, veranos calurosos y una elevada oscilación térmica, proporciona condiciones ideales para la maduración de la uva. Las horas de sol, con una media de 3,385 horas al año, y las escasas precipitaciones, alrededor de 300 mm anuales, completan el perfil climático singular de la región.

La Monastrell se erige como la variedad emblemática de Yecla, constituyéndose prácticamente como un monocultivo. Esta cepa, de origen español, se caracteriza por su exigencia en el cultivo delicado, su gusto por suelos ligeros, profundos y bien drenados con presencia de caliza. Capaz de soportar periodos de sequía, la Monastrell se manifiesta en los vinos de Yecla con colores intensos, expresividad y afrutados en nariz, taninos vivos en boca y gran estructura, alcanzando su potencial varietal a partir de 13 grados.

En este escenario, los vinos DEMUERTE, elaborados por Pablo Cortés en Bodegas Barahonda, ocupan un lugar destacado en la escena vinícola de Yecla. Reconocidos a nivel mundial, los DEMUERTE destacan por su diseño elegante e innovador, combinando calidad y estética. Con 7 vinos en su portafolio, todos protagonizados por la Monastrell, han obtenido premios y reconocimientos, consolidándose como referentes prestigiosos que llevan el nombre de Yecla y la tradición vinícola de la región a lo más alto del panorama vinícola internacional.

Un artículo de Winery On
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