Martes 04 de Enero de 2022
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Cada vez es más frecuente encontrar en las vinotecas los “vinos artesanales” y también muchas preguntas sobre ellos: ¿son diferentes a los otros vinos?, ¿se elaboran de diferente forma? ¿tienen características diferentes? Pues bien, los vinos artesanales no son ni mejores ni peores que los producidos industrialmente, sencillamente son diferentes.
El vino artesanal es un vino natural que ha sido elaborado siempre bajo los preceptos del cuidado del medio ambiente y del entorno en el que se produce. Desde esta perspectiva, debe cumplir ciertas condiciones para que sea considerado artesanal.
La elaboración de un vino artesanal es sencilla y se necesitan pocos implementos para procesar el mosto de la fruta. Sin embargo, se debe ser muy cuidadoso con seguir los pasos de su elaboración para obtener un producto exitoso.
Se consideran vinos artesanales: los vinos naturales, biodinámicos, ecológicos y convencionales, elaborados todos ellos bajo la premisa del respeto al medio ambiente, las viñas, la tierra y, por supuesto, el respeto al consumidor, algo que no ocurre con los vinos "caseros".
¿Te pondrías en manos de un falso dentista o médico, sin titulación? Puedes acudir a una famosa clínica de ámbito nacional o internacional, o a una pequeña de tu ciudad o pueblo, pero en ambos casos te atenderá un profesional titulado y colegiado, que cumple toda la normativa. Pues con el vino pasa lo mismo, puedes comprar uno de un gran grupo bodeguero o de una bodega pequeñita, pero en ambos casos el vino lo elabora un profesional titulado: el enólogo.
Los vinos que se venden en algunos lugares como "caseros" no son vinos artesanales. Los vinos artesanales cumplen todas las normativas legales y sanitarias; además, la gran mayoría estan controlados por un consejo regulador o la garantía de la propia bodega.
Que sea un vino artesanal no significa que esté exento de denominación de origen, de hecho la mayoría de vinos artesanales tienen D.O., I.G.P., V.T. o V.P. y, en todo caso, contraetiqueta con la identificación de la bodega o viticultor elaborador.
Los vinos "caseros" se venden sin origen, a veces sin etiqueta y casi siempre sin contraetiqueta, sin garantías de sanidad y son un alto riesgo para tu salud ya que no sabes lo que estás bebiendo.
Además, nunca tendrás a quién reclamar en caso de algún problema grave de salud.
Existen algunas condiciones que se deben cumplir para que un vino sea considerado como artesanal, entre ellas tenemos:
El primer paso es la materia prima que debe ser de calidad. Las viñas deben ser de proximidad y con la uva adecuada. Pueden ser variedades de uvas tintas o blancas, pero lo importante es que sean uvas autóctonas, propias de esa región, o bien adaptadas.
Además, los rendimientos de la viña suelen ser más bajos, esto es, las vides dan menos cantidad de racimos por hectárea, respecto a un viñedo más comercial, pero de mejor calidad al no competir por los recursos del suelo.
Por otro lado, el propio rendimiento del racimo en si mismo también es menor. Para un litro de vino comercial suele emplearse 1,3 Kg de uva, mientras que para uno artesanal esta cifra se incrementa llegando hasta los dos kilos de uva.
El mosto se extrae en los vinos artesanales con prensas pequeñas, mejor si son manuales, o incluso con el pisado de la uva tradicional. Este último es poco empleado en la actualidad, aunque todavía es posible verlo en algunas bodegas.
Para que fermente el mosto se emplean levaduras, que deberían ser autóctonas o incluso la fermentación espontánea, sin levaduras añadidas, sería lo deseable. Si bien es cierto que la fermentación espontánea no es muy útil ni muy empleada en la práctica realidad de las bodegas debido a la dificultades de control que generan. La fermentación se realiza en depósitos pequeños o barricas.
Una vez finalizada la fermentación, se separa el líquido de los sólidos y se filtra el vino. La clarificación y filtrado tienen por finalidad "limpiar" el vino de restos y posos para darle un aspecto brillante y traslúcido. En los vinos más comerciales suelen emplearse algunos productos específicos, sin embargo en los vinos artesanales estos procesos son más bien mecánicos, usando filtros y trasiegos, si añadir nada al vino. Por ello, es posible que los vinos artesanales presenten posos al final de la botella o incluso un aspecto ligeramente turbio.
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