Isabel Blanco
Viernes 17 de Septiembre de 2021
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Más de 400.000 hectáreas de viñedo conforman un mar de viñas a lo largo de Castilla La Mancha. Los municipios de Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, Tomelloso y Socuéllamos de la provincia de Ciudad Real, El Toboso de Toledo y Villarobledo de Albacete junto a tres bodegas de la provincia de Cuenca forman la Ruta del Vino de la Mancha, un espacio en el que vivir y disfrutar de la cultura del vino, tan arraigada en esta tierra.
Las horas de sol, el clima y las escasas precipitaciones determinan el carácter de los vinos de esta zona, que, sin apenas esfuerzo, se suman a la tendencia de los vinos naturales. Las escasas lluvias y el calor evitan la aparición de hongos y facilitan que las viñas no necesiten casi ningún tipo de tratamiento, por lo que numerosos bodegueros de este territorio han apostado fuertemente por lo natural, lo ecológico y lo sostenible en sus etiquetas.
Una amplia diversificación varietal con uvas como airén, macabeo, cencibel, tempranillo, garnacha o variedades foráneas producen vinos con aromas y sabores intensos en esta tierra de marcada tradición agrícola y gastronómica.
Además, en esta ruta, vino y literatura se dan la mano para ofrecer una experiencia única a los 'wine lovers', que en cada rincón podrán encontrar historias alrededor de una mesa. ¿Cómo podría ser de otra forma cuando esta tierra de sabores es la cuna del Quijote? De hecho, la estrecha relación entre literatura y gastronomía está reflejada en las páginas de la obra de Miguel de Cervantes, en la que no solo se recogen los platos más típicos de estas tierras castellanas sino que se hace mención al vino hasta en 44 ocasiones. Sin duda, la literatura es esencial para ahondar en la vida y la cotidianidad de otras épocas y, en este caso, a través de la famosa obra también descubrimos las aplicaciones que en el siglo XVII atribuían al vino: lo usaban para curar heridas, calmar la sed, apaciguar dolores...
Hoy, en La Mancha, la Ruta del vino está formada por casi 50 socios entre ayuntamientos y empresas privadas implicadas en el desarrollo del enoturismo, entre las que destacan 17 bodegas que aúnan tradición y modernidad para adaptarse a la demanda de los consumidores actuales.
¿Te apetece conocerla? Te proponemos tres planes para disfrutar de los colores y sabores de la Ruta del Vino de La Mancha, ahora que ya ha arrancado septiembre.
La primera propuesta está pensada para los amantes de la naturaleza. Empezamos por conocer el complejo lagunar de Alcázar de San Juan, donde habitan aves acuáticas como las cigüeñuelas, patos colorados, aguiluchos, piconegras y muchas especies más. Esta área, que pertenece a La Mancha Húmeda, está conformado por 695 hectáreas en las que se puede disfrutar de la naturaleza y observar especies únicas. Otro lugar interesante para el turismo ornitológico es la Laguna Salicor, a 10 kilómetros de Campo de Criptana.
La siguiente parada es una bodega, para conocer todos sus entresijos y disfrutar de una cata de vinos maridada con productos regionales. El plan se completa con la visita a los molinos, que Don Quijote confundía con gigantes en Campo de Criptana, que ahora se han convertido en 'Bien de Interés Cultural'. Disfrutar de la puesta de sol degustando un vino, por ejemplo, es imprescindible en esta escapada.
El Museo Torre del Vino de Socuéllamos es un espacio para que tanto niños como mayores puedan profundizar en el mundo del vino, está ubicado en la antigua estación de ferrocarril y a lo largo de todo el año organiza actividades didácticas.
Además en esta zona se puede disfrutar de icónicas obras de la arquitectura popular como los Chozos o "Bombos", que representan uno de los mejores ejemplos de la arquitectura popular en piedra seca. Aunque el origen de estas construcciones se remonta al siglo XV, se expandieron en los siglos XIX y XX por el cultivo de la vid. Un "bombo" ejemplar se puede visitar en el Museo del Carro de Tomelloso.
En Villarobledo está el Centro de Interpretación de la Alfarería Tinajera, un antiguo alfar y horno tinajero rehabilitado y reconstruido en base al modelo antiguo. Tiene tres espacios expositivos y a través de sus instalaciones se profundiza en todo el proceso hasta que la tinaja está terminada.
Por supuesto, además de disfrutar de la arquitectura y del patrimonio cultural, también habrá tiempo para conocer las bodegas de la zona y degustar sus vinos maridados con productos de la zona
Los verdaderos apasionados de la literatura y los admiradores de Don Quijote, sin duda, no se perderían una visita al Toboso, que es el pueblo más nombrado en la obra cervantina. Pero a lo largo de la novela española por excelencia aparecen numerosas referencias a la gastronomía tradicional de La Mancha. Migas, gachas o gazpacho manchego son algunos de los platos de una cocina típica de una economía de subsistencia propia de los pastores y agricultores retratados. Si bien, a medida que avanza la obra la cocina descrita es más refinada, con importantes menciones al queso manchego elaborado con leche de oveja con una maduración de 60 días o al azafrán, el "oro rojo" que tan bien se cultiva en esta tierra gracias a su clima, al agua o al suelo.
La propuesta de un viaje por los sabores de La Mancha de la mano del Quijote y Sancho Panza, para descubrir los secretos de la cocina manchega a lo largo de sus pueblos, se muestra muy apetecible.
¿Te animas?
¡Descubre más experiencias con las que disfrutar del enoturismo en Ruta del Vino La Mancha!
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