¿Qué es el microclima del viñedo y cómo afecta a la calidad del vino?

Bastan cinco minutos charlando con un viticultor para escuchar varias veces el término "microclima", uno de los más usados a...

Escrito por

Jueves 04 de Junio de 2020

Compártelo

Leído › 16196 veces

Bastan cinco minutos charlando con un viticultor para escuchar varias veces el término "microclima", uno de los más usados a pie de viña. Sin embargo, para saber que significa microclima primero hay que entender que es el clima o climatología, así pues vayamos por partes.

El clima es el patrón a largo plazo que siguen las condiciones meteorológicas en zonas amplias del planeta y que se ve mayormente afectado por la actividad humana (calentamiento global, cambio climático), la latitud, las corrientes (agua, viento) y los accidentes topográficos del área en cuestión. Se determina en función de muchos indicadores, entre los cuales destacan: la temperatura, crucial para la viña, que comienza su ciclo de vida a temperaturas medias de unos 10ºC y llega a un máximo de actividad alrededor de los 25ºC, aunque hay diferencias significativas según variedades, la pluviometría y la insolación;

Estos valores medios en series temporales largas darán como resultado clasificaciones climáticas (continental, mediterráneo, seco, húmedo, templado, suave, etc.).

El clima y sus variaciones temporales son variables fundamentales en la determinación de la madurez y calidad del fruto y, por tanto, de los vinos. Las variedades de uva se han ido aclimatando a lo largo de los siglos a las zonas donde se implantaban, y cada una de ellas presenta características diferentes de maduración y desarrollo.

No obstante, en viticultura es todavía más importante el concepto de microclima, que se refiere a las condiciones climáticas de un viñedo específico, o incluso de partes de él, o que afectan a cada viña concreta. En este contexto y, además de los factores ya nombrados, otros desempeñan también un papel decisivo tales como heladas, granizo, viento, inversión térmica, humedad relativa, niebla, etc., los cuales se ven afectados por la topografía.

En una primera aproximación podemos decir que un microclima es un clima de una región concreta que posee características distintas o diferenciadas según la zona en que se ubica. Dicho de otro modo, el microclima es un conjunto de registros de procesos atmosféricos que se dan en un territorio reducido.

El microclima viene determinado por una serie de factores como son la topografía, temperatura, humedad, altitud-latitud, luz, la cobertura vegetal y la mano del hombre cuando puede afectar a las condiciones atmosféricas (arquitectura, industria, procesos económicos, etc.).

En viticultura el término microclima se refiere generalmente al clima específico de una zona dentro de un gran viñedo, una parcela, finca o un pequeño viñedo determinado, el cual puede presentar características distintas al clima predominante en un área más amplia y circundante, aquél que técnicamente se denomina mesoclima y está muy influido por los accidentes geográficos .

Una definición aún más ajustada de microclima sería la que se refiere al clima que afecta a cada cepa o grupo de cepas concretas; o incluso al que se da en determinadas alturas y partes de la vid, el cual es una factor muy relevante para la gestión de la copa y, en general, para el desarrollo y crecimiento de la planta.

Dentro de la globalidad del clima, el microclima supone también para el viñedo un factor permanente o invariable, que afecta a las condiciones particulares que lo rodean, destacando entre ellas a la orografía como de mayor singularidad.

La situación geográfica donde se asienta el viñedo, es una cuestión importante para la obtención de vendimias de calidad y sobre todo de personalidad. Una depresión puede ser una zona de riesgo frente a las heladas primaverales, pero también sus suelos suelen poseer una mayor fertilidad y una elevada disponibilidad de agua, caracteres favorecedores de la cantidad y a veces en contra de la calidad de las vendimias. Por el contrario, un viñedo situado en una loma, no presenta los aspectos antes citados, pero puede resultar más expuesto a la acción de los vientos, que a su vez pueden ser anulados o reducidos por la presencia cercana de una formación montañosa de mayor altura.

Los viñedos en ladera están considerados como los ideales para el cultivo de la vid, pues suelen presentar situaciones de regular o baja fertilidad favorecedora de la calidad, siendo además muy poco heladizos al no acumularse en ellos el aire frío. En estas situaciones, la orientación del viñedo es de gran importancia para lograr buenas maduraciones, especialmente en zonas límites del cultivo de la vid, donde una orientación sur favorece la insolación y por el contrario, hacia el norte, se tiene una posición sombría poco aconsejable, y a la inversa en el hemisferio sur (norte aconsejable, sur sombría).

La presencia cercana de bosques, o de ríos y masas de agua (océanos, mares, lagos, pantanos, etc.), son portadores de una mayor humedad ambiente que amortigua los rigores del clima y en algunos viñedos bien expuestos, el reflejo difuso del sol en el agua, favorece la maduración de la uva al exponerse, por efecto espejo "entre dos soles".

Por último, un viento dominante puede ser un factor muy negativo para el cultivo de la vid, bien por tener un efecto mecánico de rotura de brotes, también por poseer un efecto desecante, o por venir cargado de salinidad si procede del mar, llegando en algunos casos a "quemar" la vegetación del viñedo afectado por la sal.

Un artículo de Olivia
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 16196 veces