Nace el grupo de jóvenes productores independientes Rioja ’n’ Roll

Roberto Oliván (Tentenublo Wines), los franceses Olivier Rivière (Olivier Rivière Vinos) y Tom Puyaubert (Exopto) y Arturo y Kike de Miguel (Artuke) suman fuerzas con Sandra Bravo (Sierra de Toloño), Bárbara Palacios (Barbarot), Óscar Alegre y Eva Valgañón (Alegre & Valgañón) y el sudafricano Bryan MacRobert (Laventura) para dar más volumen a la voz de los pequeños elaboradores con alma de Rioja

Martes 10 de Noviembre de 2015

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Rioja ’n’ Roll aglutina a un grupo heterogéneo y variopinto de jóvenes viticultores y bodegueros de Rioja a los que les une el respeto por la tierra que trabajan, las ganas de revalorizar el gran patrimonio vinícola de la zona, el recelo hacia las trabas burocráticas del sector y una concepción de su profesión más allá del beneficio económico.

Pequeños elaboradores con nombres que empiezan a sonar con fuerza como Roberto Oliván (Tentenublo Wines), los franceses Olivier Rivière (Olivier Rivière Vinos) y Tom Puyaubert (Exopto) o Arturo y Kike de Miguel (Artuke) han unido esfuerzos con nuevos productores como Sandra Bravo (Sierra de Toloño), Bárbara Palacios (Barbarot), Óscar Alegre y Eva Valgañón (Alegre & Valgañón) y el sudafricano Bryan MacRobert (Laventura) para alzar una voz alternativa en el panorama vinícola de Rioja.

Son conscientes de la tradición y del reconocimiento de la marca Rioja, pero quieren poner en valor un espíritu de trabajo común y un estilo de vinos más allá de rigideces geográficas o administrativas, tiempos de crianza o número de barricas en bodega. Vinos hechos con el corazón, que extraigan el tremendo potencial —muchas veces descuidado— del viñedo riojano, y que recuperen la tradición y las buenas costumbres de antes como la observación del suelo, el trabajo a pie de viñedo y respetar los tiempos que marcan las plantas.

“Todos somos pequeños elaboradores y aunque cada uno tenemos nuestra propia forma de trabajar, es mucho más lo que nos une que lo que nos separa,” explican. “Practicamos una viticultura respetuosa con la naturaleza y nos emociona un buen viñedo, aunque no somos ingenuos; nos ganamos la vida elaborando vinos, pero también es algo vocacional. Seguramente ninguno de nosotros se hará rico con el vino.

El dinero que tenemos lo reinvertimos en el viñedo o en la bodega. Nos gusta mancharnos las botas de tierra,” declaran los miembros de las ocho microbodegas. Los miembros de Rioja’n Roll se unirán para celebrar catas y eventos propios pero también para compartir experiencias, aprender unos de otros y catar vinos del mundo, algo poco habitual en este sector y que demuestra su pasión por aprender más sobre el mundo del vino. “Nos gusta nuestro trabajo y queremos reivindicar los vinos de personas, de pueblo, de finca; vinos libres y sin encasillar que reflejen nuestra personalidad y la de los viñedos que trabajamos en Rioja.”

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