Pedro Sanz pone en riesgo la candidatura de Los paisajes del Vino a Patrimonio de la Humanidad

El expresidente riojano pone en riesgo la candidatura a la Unesco. Decreta en contra de los intereses de Rioja Alavesa

Viernes 19 de Junio de 2015

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Justo el mismo día que anunciaba su abandono del cargo de presidente de La Rioja, el popular Pedro Sanz firmaba un decreto de última hora para que la candidatura del paisaje del vino ante la Unesco incluyera toda la comunidad autónoma, más allá de las comarcas vitivinícolas, precisamente la razón por la que el organismo internacional echó recientemente para atrás la propuesta y otorgó un plazo de dos años para reorientarla hacia Rioja Alavesa y Rioja Alta, las valedoras del patrimonio paisajístico del vino.

El gabinete de Sanz pone así en riesgo el proyecto vascoriojano que busca que la candidatura de Los paisajes del Vino y el Viñedo de Rioja Alavesa y La Rioja sea declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. En concreto, el ya exlíder del Gobierno riojano ha decidido incluir dentro del proyecto a todo el territorio de su comunidad autónoma y no sólo las comarcas del vino.

La Unesco puso trabas a la candidatura y dio un plazo de dos años para subsanarla por la inclusión de municipios y zonas ajenas a la Rioja Alta que, junto a Rioja Alavesa, conforman el núcleo y el corazón vitivinícola de los vinos Rioja.

Pese a conocer tal circunstancia, Sanz decidió ayer por decreto declarar Bien de Interés Cultural al paisaje del viñedo, entendido éste como el territorio que en el pasado, en el presente y en el futuro se encuentre vinculado con la actividad vitivinícola en la comunidad vecina. La iniciativa, que establece los valores a proteger, extiende ese ámbito a toda la región.

Esta actitud ha provocado problemas en las relaciones entre Álava y La Rioja, circunstancia que hace peligrar la continuidad del proyecto. La idea de lograr la declaración como Patrimonio de la Humanidad nació en Laguardia, aunque no prosperó. Más tarde se planteó como un proyecto conjunto entre las dos regiones, pero sólo para las zonas de Rioja Alavesa y Rioja Alta, verdadero corazón de la DOC Rioja. Ahí fue cuando La Rioja se empeñó en incorporar a La Rioja Baja, con características muy distintas y explotaciones de carácter intensivo, en un intento de manipular la situación, lo que provocó recelos en Vitoria.

DE RONDÓN

Ese malestar ha importado poco en Logroño y el decreto publicado ayer en el Boletín Oficial de La Rioja por la consejería de Educación, Cultura y Turismo señala que la relación de la región con el cultivo y la cultura del vino está enraizada en su propio devenir histórico, es una de sus señas de identidad más reconocibles y confiere a esta comunidad un singular valor que la ha proyectado a nivel mundial. La orden concreta la delimitación y el ámbito de protección de este bien que coincide con los límites geográficos de toda la comunidad autónoma, “dado que tanto los elementos materiales como los inmateriales propios de esta actividad se pueden encontrar, con mayor densidad o de forma dispersa, por todo el territorio”. Por ello, cualquiera de los elementos relacionados con este paisaje cultural del vino, tanto los conocidos como los que de manera fortuita o a través de intervenciones arqueológicas o de otro tipo pudieran descubrirse, quedarían protegidos.

El decreto subraya que la conservación de un bien complejo como es el paisaje cultural del vino y el viñedo de La Rioja requiere la colaboración y participación del conjunto de la sociedad. Por ello, establece como prioridad para las administraciones públicas “velar por la divulgación de los valores y elementos que integran este paisaje” porque considera “el conocimiento y el aprecio colectivo definitorio de una identidad común” como la mejor base de su protección.

Respecto a los elementos materiales del bien, el decreto indica que la actividad humana ha generado a lo largo de la historia diversas interacciones con el territorio que se reproducen de forma seriada por la geografía regional y que constituyen el objeto central de esta declaración porque “representan la expresión cultural de las dinámicas agrícolas centradas en torno a las labores productivas de la vid: lagares rupestres, guardaviñas y chozos, bodegas y barrios de bodegas”. Por ello, establece obligaciones respecto a las intervenciones relacionadas con estos elementos.

El decreto menciona también en la descripción del bien otros elementos que, sin ser constitutivos de paisaje del vino y el viñedo, “sí aportan valor cultural al mismo”, como iglesias, monasterios, casas solariegas, castillos, puentes escudos, rollos, cruceros, calzadas o vidrieras.

EUROPA PRESS

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