Carmen Fernández
Martes 05 de Agosto de 2025
El vino blanco tradicionalmente se asocia al consumo más sencillo y ligero, normalmente carente de complejidad: para quienes se inician en el vino, la mejor opción para los meses de calor o como simple acompañante de aperitivos y ensaladas. Pero la realidad es mucho más rica y diversa.
Hoy queremos invitaros a redescubrir los vinos blancos a través de un perfil menos conocido, pero en auge: el vino blanco envejecido sobre sus lías, un proceso de crianza que permite que los vinos se llenen de matices, ganando en cuerpo y en complejidad que los hace más interesantes. Y para ello, nos detenemos en un ejemplo que nos ha sorprendido gratamente por su equilibrio, elegancia y textura: Vino Blanco Eclipse, de la bodega Ladrón de Lunas.
Elaborado en Requena, Eclipse rompe con el cliché del vino blanco "fácil". Se trata de un vino blanco madurado sobre lías, un estilo que gana cada vez más adeptos entre sumilleres y consumidores curiosos que buscan blancos con cuerpo, personalidad y mayor recorrido gastronómico.
Las lías son los sedimentos naturales que se generan tras la fermentación del vino. Formadas principalmente por las levaduras muertas procedentes de la fermentación alcohólica del vino, estas partículas son las responsables de aportar al vino una textura cremosa, mayor volumen en boca y una evolución aromática más compleja. Al dejar el vino en contacto con ellas durante un periodo controlado (normalmente en depósitos de acero inoxidable o, en ocasiones, en barrica) se favorece la autólisis de las levaduras, liberando compuestos que enriquecen al vino en matices y estructura.
En el caso de Eclipse, la crianza sobre lías lo convierte en un blanco con mayor complejidad y gran equilibrio. En nariz, aparecen notas de frutas de hueso, flores secas y un sutil fondo de panadería. En boca, se muestra envolvente, con una acidez bien integrada y una textura sedosa que lo aleja de los blancos más lineales. No es un vino para beber con prisa, sino para disfrutar con calma, en buena compañía o acompañado de platos con cierta elaboración: pescados grasos, carnes blancas, arroces melosos o incluso quesos curados.
Lo interesante de Eclipse no es solo su perfil gustativo, sino la manera en que invita al consumidor a repensar lo que espera de un vino blanco. Su paso por lías no lo convierte en un blanco pesado, sino en un blanco más completo, versátil y preparado para convivir en mesas más ambiciosas.
Este estilo (poco habitual aún en el lineal generalista) representa una tendencia en crecimiento dentro del sector. Cada vez más bodegas exploran este tipo de elaboraciones, conscientes de que hay un público dispuesto a descubrir blancos con más fondo y más conversación.
Para comprender mejor lo que aporta un vino madurado sobre lías como Eclipse, conviene situarlo en el contexto del amplio abanico de las elaboraciones de vino blanco. El más popular sigue siendo el vino blanco joven, que se embotella poco después de la fermentación. Estos vinos destacan por su frescura, intensidad aromática y ligereza, y suelen presentar notas de fruta blanca, cítricos y flores. Son ideales para un consumo inmediato y funcionan bien en contextos informales o en climas cálidos.
En el extremo opuesto, encontramos vinos como la mistela, técnicamente un vino de licor elaborado a partir de mosto de uva al que se le añade alcohol vínico antes de fermentar. Esto preserva todo el azúcar natural de la uva, dando lugar a un producto intensamente dulce, denso y pensado para el postre o como copa de sobremesa. Visualmente puede confundirse con un vino blanco, pero organolépticamente es un mundo aparte.
Existen además otros blancos como los espumosos, fermentados en barrica, los naturales sin filtrar, o incluso blancos de vendimia tardía, todos ellos con particularidades que enriquecen aún más el abanico estilístico del vino blanco.
La experiencia con Eclipse nos recuerda que el vino blanco no es una categoría menor, sino una familia compleja y apasionante. Entender sus distintos estilos no solo mejora nuestra capacidad de elección, sino que nos invita a abrir la mente y el paladar.
Además tenemos la buena experiencia de pedir eclipse en la tienda online de bodega Ladrón de Lunas, donde os recomendamos indagar entre sus productos.
Y si bien hay un vino blanco para cada momento, hay ocasiones que merecen algo más. Eclipse representa ese "algo más". Un blanco con profundidad, pensado para quienes no quieren renunciar a la frescura, pero buscan también conversación, textura y elegancia.
Carmen Fernández