El 38% del consumo total de vino en España lo realizan personas mayores de 50 años

Más de la mitad de los consumidores ya no responden al perfil tradicional del bebedor de vino en España

Jueves 24 de Abril de 2025

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El vino en España se reinventa ante el cambio de hábitos, la digitalización y el reto generacional

El sector del vino en España se encuentra en un proceso de cambio importante, según el informe publicado este jueves, 24 de abril, por Vinetur bajo el título "Análisis del Mercado y la Distribución del Vino en España: Evolución 2000-2024 y Perspectivas Futuras". Este documento analiza datos de consumo, producción, comercio exterior y canales de distribución desde el año 2000 hasta 2024, y plantea previsiones para los próximos años. En 2024, el consumo nacional aparente subió un 2,5% respecto al año anterior, alcanzando los 9,87 millones de hectolitros. Aunque se trata del volumen más alto desde octubre de 2022, sigue sin recuperarse respecto a los niveles anteriores a la pandemia y queda lejos del consumo registrado a comienzos del siglo. El consumo per cápita superó por poco los 20 litros anuales, una cifra aún baja en comparación con otros países productores.

La producción nacional mostró cierta recuperación tras la cosecha excepcionalmente baja de 2023, pero las existencias al inicio de la campaña fueron escasas. En el ámbito del comercio exterior, España conservó su puesto como primer exportador mundial en volumen, aunque sigue siendo el tercero en valor. Las exportaciones bajaron un 4,5% en volumen, mientras que el valor aumentó un 1,4%. Las importaciones crecieron al final del año, sobre todo en vino a granel de bajo precio. En cuanto a la distribución, el canal de Alimentación se mantuvo estable en volumen pero aumentó en valor por la subida de precios. Horeca mejoró en valor también gracias a los precios, aunque sin recuperar del todo el volumen previo a la pandemia. El canal Online y el llamado Tercer Canal, que incluye venta directa y tiendas especializadas, siguen creciendo, aunque su participación total sigue siendo limitada.

El perfil del consumidor español ha cambiado desde el año 2000. El vino ha dejado de ser un producto de consumo diario para situarse en momentos sociales o puntuales. Esto se debe a factores como la urbanización, la incorporación de la mujer al mercado laboral, el interés por una vida más saludable y la competencia con otras bebidas. El grupo más numeroso de consumidores es el llamado "Trendy", que representa el 26,4% del total y muestra interés por experiencias nuevas vinculadas al vino. Le siguen los "Ocasionales Interesados" (24,5%), los "Rutinarios" (21,6%) y otros perfiles como "Urbanitas Inquietos", "Sociales" y "Tradicionales". Otra forma de clasificar a los consumidores se basa en el nivel de conocimiento e implicación con el producto: los fanáticos del vino representan el 45%, los bebedores indiferentes el 32%, los amantes del buen vino el 15% y los bebedores selectivos el 7%. Más de la mitad de los consumidores actuales no se identifican con el perfil clásico. El 38% de los consumidores tiene más de 50 años y este grupo consume el 40% del volumen total, mientras que los jóvenes de entre 18 y 34 años apenas representan el 26% y muestran menor afinidad con el vino.

Las preferencias están cambiando también. El vino tinto sigue siendo el más consumido en el hogar, con un 72,9% del total, pero su peso disminuye frente al avance de blancos, rosados y espumosos. El blanco gana presencia entre los jóvenes por su ligereza. El rosado crece por su facilidad de consumo y los espumosos registran buen comportamiento en valor, además de romper su asociación exclusiva con celebraciones. Una categoría que comienza a destacar es la de vinos bajos o sin alcohol, impulsada por preocupaciones de salud y consumo moderado. Esta opción resulta atractiva especialmente para las generaciones más jóvenes y puede abrir nuevos momentos de consumo.

Los factores que condicionan la compra dependen del tipo de consumidor. La calidad percibida gana peso frente al precio, aunque este último sigue influyendo según el canal de venta o la ocasión. El origen del vino, sobre todo si tiene una DOP o IGP, es un elemento importante en la decisión de compra. También influyen las recomendaciones de conocidos o profesionales y la presentación del producto. La sostenibilidad empieza a pesar en la elección de ciertos segmentos. España tiene la mayor superficie de viñedo ecológico del mundo y cada año produce más vino ecológico, aunque todavía no está claro si esta producción se traduce en una demanda fuerte fuera de nichos específicos.

Para el periodo 2025-2034, el informe prevé que el consumo total se mantenga alrededor de los 10 millones de hectolitros anuales. El valor del mercado podría crecer debido a la premiumización, un cambio hacia productos con más valor añadido, junto con inflación y modificaciones en el tipo de productos. Los canales Online y Tercer Canal seguirán aumentando su cuota. Horeca seguirá recuperando volumen y valor, aunque podría topar con la sensibilidad al precio del consumidor. El canal Alimentación se mantendrá como el principal en volumen, pero tendrá que centrarse en estrategias orientadas al valor. En el comercio exterior, España tratará de subir el valor medio por litro, con más vino embotellado y menos granel, orientándose a mercados como Estados Unidos o Alemania que pagan mejor.

El documento menciona varias transformaciones estructurales en marcha, como la sostenibilidad en toda la cadena de valor, la digitalización del sector, el interés del consumidor por experiencias reales, la adaptación al cambio climático mediante nuevas variedades y técnicas agrícolas, y la inversión tecnológica para mejorar la eficiencia y la calidad. Entre las oportunidades figuran avanzar en la premiumización, abrirse a categorías como blancos o sin alcohol, ampliar la venta directa, comunicar de forma clara las prácticas sostenibles, ofrecer experiencias personalizadas a través del enoturismo y buscar mercados con mayor potencial internacional. Los problemas más señalados incluyen el estancamiento del volumen total, el envejecimiento de los consumidores habituales, los efectos del clima en las cosechas, la presión de la inflación sobre los costes de producción, la dificultad para atraer a los jóvenes, la competencia tanto interna como internacional, el margen limitado en Horeca y la complejidad derivada del entorno multicanal.

El informe termina con propuestas dirigidas a todos los actores del sector: ampliar la oferta más allá del vino tinto clásico, invertir en venta directa digital, adaptar el viñedo al clima futuro, segmentar mejor el público objetivo, mejorar la logística en distintos canales, formar personal, reforzar la experiencia de compra, fomentar la calidad y diversidad en mercados internacionales, facilitar la adopción tecnológica en pymes del sector e impulsar normas que apoyen nuevas categorías como vinos sin alcohol o ecológicos.

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