Isabel Blanco
Lunes 24 de Mayo de 2021
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Foto de Joaquín Parra (Wine Up!)
Conocer el vino y su cultura a través de un viaje en moto por España es el objetivo de 'Wine Rider', el proyecto de enoturismo abanderado por David Manso. A punto de publicar su primer libro, 'En busca del vino perfecto', el comunicador profundiza en las claves de su trayectoria.
Desde que tenía 20 años siempre he disfrutado de una botella de vino acompañando la buena gastronomía, por lo que sentía la necesidad de compartir esta afición con los demás. Es así como arranca 'La Casa de Baco', un espacio personal con experiencias para todo aquel que quiera introducirse al vino y su cultura. Poco a poco, el blog empieza a aumentar su audiencia y, por mi parte, la comunicación empieza a ser más fluida y frecuente, lo que sin duda me lleva a poder colaborar con otras publicaciones, como Vinetur, y crecer como comunicador en este sector. Desde los inicios de 'La Casa de Baco', mi perfil personal y trayectoria profesional han ganado influencia, pero sin duda, todos estos proyectos son una extensión del blog.
Foto de Joaquín Parra (Wine Up!)
Es un proyecto con el que quiero poner en valor el enoturismo viajando en moto. Todavía hay quien tiene un concepto erróneo sobre qué es hacer enoturismo. El enoturismo trasciende más allá del hecho de visitar una bodega o de conocer cómo se elabora el vino... Sino que con el vino como hilo conductor hay muchas otras actividades que comprenden tradición e historia. Así, mi objetivo es dar visibilidad toda esta cultura y experiencias viajando en moto.
Después de escribir mi libro, 'En busca del vino perfecto', una experiencia personal y de aprendizaje que se articula como una introducción para todas aquellas personas que quieran acercarse al vino y su cultura mediante un leguaje sencillo, y en el que también conocer anécdotas y curiosidades acompañándome en esa búsqueda, decidí que escribiría otro, un nuevo proyecto enfocado al enoturismo, un viaje por el norte peninsular en busca de zonas menos conocidas en producción de vinos y conocer su cultura y tradiciones. "Ruta de los viñedos olvidados". Para ello diseñé una ruta en moto porque consideré que tendría más visibilidad, atractivo, y posibilidades de comunicarlo que mis anteriores viajes por otros medios. También, con la moto, podía llegar a lugares que otros medios no me permitirían o me resultaría más difícil. De esta manera unía mi pasión por las dos ruedas al proyecto. Presenté la idea a BMW Motorrad España, quienes vieron interesante la iniciativa y se convirtieron en colaboradores del proyecto, de la misma forma que lo hizo Vinetur. Ambos entendieron desde el principio lo interesante y atractivo que puede ser narrar estas experiencias enoturísticas desde una óptica diferente viajando en moto. También destacar, que la situación de la Covid-19, ese encierro forzoso que todos sufrimos, me incitó a dar forma a este proyecto porque al final el enoturismo es un turismo seguro, que se puede realizar en grupos reducidos y en el que además las bodegas han adaptado muy bien todas las medidas de seguridad.
Si, en un principio los reportajes de cada viaje se están publicando en Vinetur, en mi blog, 'La Casa de Baco' y en los diferentes canales de BMW Motorrad España. Además estoy editando vídeos para mi canal, David Manso, en Youtube. Posteriormente, escribiré un libro para profundizar en todas y cada una de las experiencias vividas durante la ruta.
Foto: BMW Motorrad España. Autor: José Maria Alegre
Por el momento, he visitado la bodega de Las Moradas de San Martín en Madrid, Finca La Estacada en Tarancón (Cuenca) y Bodegas Verum en Tomelloso (La Mancha). Próximamente, el 21 de junio salgo de viaje para realizar "Ruta de los viñedos olvidados", en la que recorreré las dos IGP de Cantabria –Liébana y Costa de Cantabria-, la DOP Cangas en Asturias y finalmente las cuatro IGP menos conocidas del panorama vinícola gallego – Barbanza -Iria, Betanzos, Val do Miño Ourense y Riberas del Morrazo-.
El objetivo es poner en valor y dar a conocer estas zonas de producción vitivinícola y sus experiencias de enoturismo que no tienen tanta presencia en el panorama nacional y en las que, sin embargo, están surgiendo nuevos enólogos o viticultores que apuestan por elaborar vinos en esas zonas, y que además tienen mucho que ofrecer al visitante.
Desde el primer momento en el que surgió esta iniciativa, como en mis viajes anteriores, tenía muy claro que beber alcohol y conducir son incompatibles, por ello lo que hago es que cuando tengo la necesidad de probar un vino realizo una cata, es decir, aprecio su color, sus diferentes aromas y las sensaciones en boca, pero sin ingerir alcohol en ningún momento para poder conducir posteriormente. Si bien, cuando ya aparco la moto, me propongo disfrutar del turismo y de las experiencias gastronómicas en torno a este mundo del vino y puedo consumirlo porque ya no voy a conducir más durante esa jornada. Para mí, lo bonito es conocer la experiencia, y disfrutarla, de esta manera, una vez terminada se grabará en mi memoria, y así cada vez que abra un vino de esa bodega visitada en casa, con los amigos, en un restaurante o en una vinoteca, volveré a revivir la experiencia. El disfrute es por partida doble.
En nuestro país tenemos una oferta muy amplia en cuanto a denominaciones de origen, bodegas y también empresas relacionadas con el turismo. Además el patrimonio vinícola español es muy rico tanto por la diversidad de paisajes, como por la gastronomía o las diferentes culturas.
Bajo mi perspectiva, cada vez son más las bodegas que son conscientes de que el enoturismo es una parte de la economía de su empresa y que al final el marketing busca fidelizar clientes a través de acercarles al origen, a los procesos de elaboración y, en definitiva, a través de experiencias. Sin duda, considero que el enoturismo no debe orientarse a vender una botella de vino sino que tiene que vender experiencias, y en España las bodegas cada vez lo hacen mejor aunque también queda mucho por hacer.
Según mi experiencia es necesario huir del lenguaje demasiado técnico porque las personas que quieren conocer un vino lo que necesitan saber es si les va a gustar o no, pero para ello no necesitan los detalles más técnicos. Considero que este tipo de información espanta al público general, nuestro objetivo debe ser ofrecer una comunicación atractiva, diferente, lejos de estereotipos establecidos. Por supuesto, los profesionales demandan una información más técnica y es por ello que es necesario segmentar a nuestros públicos. Como profesionales tenemos que adecuar el mensaje según a quien vaya dirigido.
El vino tiene un gran atractivo que se debe mostrar porque detrás hay historias, paisajes, tradición, cultura... Sin duda, los comunicadores tenemos que apostar más por transmitir todo lo que hay detrás de una botella de vino y además, en el caso de prescribir su consumo, este siempre debe ser de manera moderada y responsable.
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