Carmen Fernández
Viernes 05 de Septiembre de 2025
Sus formas elegantes y su expresión amable y pausada no esconden la pasión por su trabajo, que surge en su mirada y en sus manos. Agustín Santolaya es el director general de Bodegas Roda, en La Rioja, de La Horra, en la Ribera del Duero, además de los aceites Aubocassa, en Mallorca, pero también es su cara más visible. De su mano y del de la distribuidora de estos vinos en Galicia, Tomás Fernández, tuvimos la oportunidad de disfrutar de una cata vertical de Corimbo I de las añadas 2017, 2018 y 2019, y jugar al contraste con sus elaboraciones en La Rioja, con Roda I 2020 y Cirsion 2021.
El hilo conductor, por supuesto, fue la tempranillo, que vuelve a demostrar no solo su versatilidad si no su capacidad para impregnarse del paisaje y de la añada en un territorio como Ribera del Duero y Rioja, donde es la reina indiscutible de los grandes tintos. Haro y La Horra están separadas por apenas dos horas de camino y, sin embargo, son dos paisajes totalmente diferentes, que se reflejan en sus vinos, más frescos y finos en La Rioja, más voluptuosos en Toro y más elegantes en Ribera del Duero.
"Queríamos crecer en diversidad y no en volumen", explicó Santolaya, "por eso nació La Horra, a donde llegamos con una idea muy clara del vino que queríamos hacer: fino, elegante, gastronómico y sin exceso de tanicidad, sobremaduración o madera". Un proyecto bodeguero que este año precisamente estrena sus nuevas instalaciones, una bodega de alta eficiencia energética, destinada a elaborar vinos de máxima calidad en la que la arquitectura y la enología se dan la mano.
"Tenemos la suerte de poder elaborar el vino que nos trae el año", explicó el director general de Bodegas Roda. Una afirmación que cobraba todo el sentido en la cata vertical de Corimbo I, donde se descubría una variedad muy viva a pesar del tiempo transcurrido, evolucionada y notablemente diferente entre añadas: desde la más cálida y escasa de 2017 que dieron lugar a un Ribera del Duero elegante, redondo, de frutas negras y notas licorosas a unas añadas más húmeda al año siguiente, seguido de un 2019 frío y seco que pudimos catar justo antes de su salida al mercado, en el que la tierra húmeda y las frutas destacan por su intensidad, hondura y complejidad.
Hierbas aromáticas, canela y clavo, pero, sobre todo, frutas rojas y negras muy marcadas es lo que pudimos descubrir en Roda I 2020, fina y delicada, que dio paso al Cirsion 2021, elegido Mejor Vino de España en la XVII Cata a Ciegas de los Mejores Vinos de España, organizada por el restaurante Escánez de Almería, un reconocimiento a su enorme plenitud e intensidad que comulga con la frescura que aún perdura en un vino con tan solo 8 meses de crianza, "no le hacen falta más porque el resto lo ha hecho unas cepas seleccionadas donde la uva ha madurado de forma excepcional que permiten elaborar añadas únicas
Los vinos elegidos se completaron con una novedad que llegará a los consumidores en octubre: Roda I 2022 blanco, con el que bodegas Roda ha apostado por elaborar un vino blanco como los de antaño, ambarino, fuerte y poderoso, seco y muy largo, elaborado fundamentalmente con la variedad Viura, que era la uva que se plantaba en las cabezadas de los viejos viñedos de tempranillo; un vino "otoñal" marcado por su crianza de tres años, la mitad en bocoyes de roble francés y la mitad en botella. "Los vinos nacen del suelo y de la uva, pero también de la cabeza del enólogo y del bodeguero, y nosotros sabemos lo que queremos", concluyó Agustín Santolaya.
Carmen Fernández