Álvaro Escribano
Jueves 08 de Mayo de 2025
Galicia es uno de esos destinos que no siempre aparece en los primeros puestos de las guías turísticas de verano, pero quienes la visitan una vez, suelen volver. Esta comunidad del noroeste de España es un secreto a voces que combina naturaleza salvaje, playas vírgenes, gastronomía inolvidable y una cultura rica y auténtica que enamora a cada paso. Lejos del turismo masivo, Galicia ofrece una experiencia veraniega diferente, más serena, más auténtica y profundamente conectada con sus paisajes y tradiciones.
En pleno verano, mientras otras zonas del país sufren altas temperaturas, Galicia se convierte en un paraíso fresco. Su clima templado permite disfrutar del sol sin el agobio del calor extremo, ideal para caminatas por sus rutas de senderismo, visitas a sus ciudades monumentales como Santiago de Compostela o paseos por pueblos marineros como Combarro, Muros o Cangas. La costa gallega, con más de 1.500 kilómetros, esconde algunas de las playas más impresionantes de España, muchas de ellas aún salvajes y tranquilas. La playa de las Catedrales, en Lugo, es una joya natural donde el mar ha esculpido arcos y cuevas sobre los acantilados, mientras que las Rías Baixas ofrecen aguas más cálidas, perfectas para nadar y relajarse.
Pero si algo hace que Galicia se quede en la memoria del viajero es su gastronomía. Este verano, perderse en una marisquería gallega es casi obligatorio: percebes, navajas, pulpo á feira, empanadas, lacón, mejillones al vapor, vieiras... todo acompañado con un buen albariño o un godello fresco. Comer en Galicia es comer con sentido, con generosidad, con historia. Las fiestas populares también forman parte del verano gallego: romerías junto al mar, festivales tradicionales, verbenas en aldeas y celebraciones como la Festa do Albariño, la Rapa das Bestas o la Festa do Marisco, que convierten cualquier día de verano en una experiencia festiva y cultural.
Además, Galicia ofrece la posibilidad de desconectar de verdad. Sus bosques, sus aldeas de piedra, sus faros sobre acantilados, sus caminos silenciosos, como los del Camino de Santiago, invitan al recogimiento y a la conexión con uno mismo. Es un lugar perfecto tanto para quienes buscan descanso como para los más activos que desean surfear, hacer kayak o recorrer rutas en bici por la montaña o la costa.
Este verano, ir a Galicia no es solo una buena idea, es una invitación a descubrir un lugar que lo tiene todo, pero que sigue conservando la magia de lo sencillo, de lo auténtico y de lo inolvidable. Porque Galicia no solo se visita: Galicia se vive.