Laia Acebes
Miércoles 21 de Mayo de 2025
En el corazón de Alcalá de Henares, en la emblemática Plaza de la Paloma, hay un restaurante que ha redefinido el panorama culinario de la ciudad desde que abriera sus puertas en 2017. Su nombre es Martilota, y su propuesta —que fusiona raíces tradicionales con una mirada cosmopolita— lo ha convertido en un auténtico referente para foodies locales y visitantes exigentes.
Detrás de este exitoso proyecto se encuentran Noel Duque y Jorge Rivero Prados, dos emprendedores que apostaron por crear un espacio gastronómico con alma. Martilota no solo fue su primer gran paso, también el punto de partida de un ambicioso camino que los llevaría a fundar la vinoteca Noah en Alcalá, y más tarde, a conquistar Madrid con Papúa Colón, Gran Vía 18 y, recientemente, Papúa Valencia.
La carta de Martilota es un festín para los sentidos. A partir de ingredientes frescos y de primera calidad, el restaurante ofrece platos que reinterpretan lo tradicional con técnica, creatividad y toques globales. Entre sus creaciones más icónicas destacan la ensaladilla rusa de pulpo, el gofre de foie con cremoso de maracuyá y Pedro Ximénez, el ravioli de carrillera de vaca o su inconfundible tortilla trufada al estilo Betanzos. Y si el apetito pide contundencia, el solomillo Wellington es una elección que nunca falla.
Cada receta está pensada para emocionar y sorprender, con una cuidada presentación y una explosión de sabores que hablan de oficio y pasión.
El ambiente en Martilota es otro de sus grandes aciertos. Acogedor, sofisticado y con una marcada personalidad, el restaurante se construye alrededor de materiales naturales, vegetación abundante y una estética atemporal. Cuenta con seis ambientes diferenciados, ideales tanto para cenas íntimas como para celebraciones y eventos privados. Su invernadero, bañado por la luz natural que entra a través de sus grandes cristaleras, es uno de los rincones más especiales y demandados por los comensales.
La experiencia se completa con una selección de vinos pensada al detalle, un servicio profesional y cercano, y una filosofía que apuesta por la excelencia sin perder la cercanía.
Martilota no es solo un restaurante: es la prueba viva de que la gastronomía de calidad no entiende de códigos postales. Su éxito ha trascendido lo local para convertirse en el embrión de una expansión que ha llevado el sello Duque & Rivero a algunos de los enclaves más icónicos del panorama hostelero de Madrid y Valencia.
A día de hoy, Martilota sigue siendo un imprescindible en Alcalá de Henares, el lugar donde empezó todo, y donde cada plato cuenta una historia de evolución, respeto por el producto y amor por el buen comer.