El Fino y la Manzanilla refuerzan su presencia en primavera con más de 1,5 millones de medias botellas

El clima suave, su versatilidad gastronómica y el arraigo cultural impulsan su consumo en terrazas, ferias y reuniones familiares

Lunes 14 de Abril de 2025

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El Fino y la Manzanilla refuerzan su presencia en primavera con más de 1,5 millones de medias botellas

Jerez de la Frontera, 10 de abril de 2025. Con la llegada del buen tiempo, el Fino y la Manzanilla vuelven a ocupar un lugar preferente en las mesas y barras del sur de España. Estos vinos generosos, elaborados bajo velo de flor en el Marco de Jerez, se consumen sobre todo entre los meses de marzo y junio, cuando las temperaturas suaves invitan a disfrutar al aire libre. Según datos del Consejo Regulador, se espera que durante esta primavera se consuman más de 1,5 millones de medias botellas.

El Fino y la Manzanilla se sirven fríos, entre 6 y 8 grados. Esta temperatura permite apreciar mejor su perfil seco y salino. Para mantener el vino en condiciones óptimas, se recomienda usar cubiteras con hielo y elegir medias botellas. Este formato facilita el consumo rápido sin que el vino pierda frescura ni aroma.

La copa también influye en la experiencia. Se aconseja utilizar copas de vino blanco, con cristal fino y tallo largo. Sujetarlas por la base evita que el calor de la mano altere la temperatura del vino. Así se conservan sus propiedades organolépticas durante más tiempo.

En primavera, estos vinos acompañan bien a productos andaluces tradicionales. El atún en manteca ibérica es uno de los maridajes más habituales. La textura grasa del pescado se equilibra con la acidez y el carácter seco del vino. También es frecuente servirlos con queso curado de cabra en manteca. En este caso, el Fino o la Manzanilla limpian el paladar tras cada bocado y realzan los matices lácteos del queso.

Otro acompañamiento habitual son las aceitunas IGP Manzanilla de Sevilla. Su aliño tradicional combina bien con los aromas punzantes del vino. Ambos comparten notas salinas, recuerdos a frutos secos y un final ligeramente amargo.

El consumo de estos vinos aumenta en primavera por varios motivos. El clima favorece su servicio frío, su perfil seco resulta refrescante y su versatilidad gastronómica permite combinarlos con una amplia variedad de platos ligeros. Además, forman parte del patrimonio cultural andaluz y están presentes en celebraciones populares como ferias o romerías.

En terrazas, bares o reuniones familiares, el Fino y la Manzanilla siguen siendo una elección habitual para quienes buscan un aperitivo con identidad propia. Su producción está regulada por las denominaciones de origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla-Sanlúcar de Barrameda, lo que garantiza su origen y método de elaboración.

La primavera es también una época clave para el turismo del vino en Andalucía. Muchas bodegas abren sus puertas al público con visitas guiadas, catas comentadas y actividades relacionadas con la cultura vitivinícola local. Estas iniciativas permiten conocer mejor cómo se elaboran estos vinos únicos y qué los diferencia dentro del panorama vinícola español.

El aumento previsto en el consumo durante esta temporada confirma que el Fino y la Manzanilla mantienen su vigencia entre los consumidores. Su frescura, su capacidad para acompañar productos locales y su arraigo cultural explican por qué siguen siendo protagonistas cada primavera en Andalucía.

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