Descubriendo el encanto de los furanchos

Quizá la palabra furancho no sea demasiado conocida, pero se refiere al nombre que se le da a un lugar...

Manuel Rivera

Jueves 12 de Enero de 2023

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Quizá la palabra furancho no sea demasiado conocida, pero se refiere al nombre que se le da a un lugar que ha permanecido casi en secreto durante generaciones. Merece la pena que conozcamos más a los furanchos.

Los furanchos, un negocio con tradición, ¡y vino!

Degustar los mejores vinos acompañados por tapas de calidad es algo que está al alcance de cualquiera que visite Galicia. Esta comunidad autónoma cuenta con una ingente cantidad de estos establecimientos, hasta hace poco clandestinos y ajenos a la normativa. De todos modos, fuera de la comunidad no es común encontrar personas que conozcan de su existencia, quizá debido a su falta de publicidad, ya que tienen prohibido anunciarse como parte de sus limitaciones.

En qué consisten

Los furanchos son antiguas casas en las que se almacenaba el vino joven que se acababa de cosechar ese mismo año. En estos lugares, de forma tradicional, se reunían vecinos y amigos para catar esos vinos y disfrutar de diferentes platos típicos de la zona. Su historia se remonta a hace más de 300 años. Por tanto, es una tradición en toda la comunidad, especialmente en las Rías Baixas, que se ha conservado hasta nuestros días.

Además, los clientes que lo deseen pueden llevar su propia comida. No es obligatorio, aunque sí muy recomendable, consumir la que nos ofrezcan en el propio negocio.

En estos sitios es habitual encontrar las barricas de roble de las que se sirve el vino directamente. Esta tradición merece la pena y hace que el vino de la casa ofrezca una experiencia, si cabe, más romántica y cercana.

La Xunta de Galicia, conocedora de las particularidades de estos lugares, hizo varios intentos por regularizarlos en 1997 y también en 2008. Sin embargo, no fue hasta la llegada de la nueva Ley del Turismo de Galicia en el año 2011 cuando se creó su actual reglamento.

Normativa

La legislación estableció ciertos límites a lo que se considera como furancho. En primer lugar, es obligatorio que sus viñedos queden registrados en la Consellería do Medio Rural de la comunidad. Su producción no puede exceder los 650 ml por metro cuadrado de cultivo. Además, tan solo tienen permiso para vender el vino joven que ha sobrado de la cosecha anual.

Las limitaciones también tienen una relevancia significativa en lo relativo a su periodo de apertura. La temporada dura desde el 1 de diciembre al 30 de junio del año siguiente. Aunque hay algunas excepciones que permiten un periodo más largo. Durante esos meses, el tiempo máximo de funcionamiento no debe sobrepasar los 90 días. Muchos de ellos se quedan sin vino mucho antes de esa fecha y solo abren durante un periodo inferior.

Otros, en cambio, han dejado de tener esa consideración y han cambiado su licencia a una de restauración para poder abrir todo el año y conseguir mayores ingresos.

Por último, los platos que tienen posibilidad de servir junto con el vino también están regulados por la normativa. La Xunta establece 17 tapas diferentes, la mayoría típicas de Galicia, y cada negocio tiene que ceñirse a cinco platos que no puede variar.

¿Mantienen intacta su historia?

Los furanchos han cambiado mucho en los últimos años. Muchas familias hacían el vino en pequeños garajes o en cobertizos. Ahora, con su mayor popularidad, estos sitios ofrecen una oferta más profesional. Se pueden encontrar mesas, sillas y hasta una barra como si de una cafetería se tratase. Sin embargo, su esencia permanece intacta.

El vino sigue ofreciendo la misma calidad que el que cosechaban las generaciones pasadas y la cercanía con los dueños del viñedo continúa siendo igual de estrecha.

Los mejores furanchos de Galicia

Si hay una zona que destaca por contar con grandes establecimientos de este tipo es la provincia de Pontevedra. En esta parte del suroeste gallego se encuentran los mejores furanchos de Galicia. Solo en las Rías Baixas hay más de 300 que se encuentran repartidos por los diferentes municipios que baña el océano Atlántico. El albariño es el vino más cosechado en estos furanchos. No obstante, es posible encontrar uvas tintas como la mencía.

En Betanzos, provincia de A Coruña, también hay sitios que merece mucho la pena visitar. Aquí, además de un gran vino podremos probar la famosa tortilla de la localidad. Los vecinos de este pueblo conocen la receta a la perfección y elaboran unos platos que dejan sin palabras a los comensales. Además, el vino blanco de Betanzos, elaborado con albarín blanco, es el más común en este lugar.

Cualquier furancho es una buena opción para pasar una tarde entretenida con amigos o familiares. Estos negocios típicos de Galicia y todavía no demasiado conocidos proponen una experiencia vinícola y gastronómica completamente diferente a la convencional. El trato cercano, la tradición y la calidad de todo lo que podemos comer y beber se unen para ofrecer algo único y muy especial.

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