“Siempre he tenido muy claro que quiero comunicar a través de un lenguaje coloquial y acercar a la sociedad el vino de una forma sencilla y entendible”

Mónica Rosón se ha convertido en un referente a la hora de hablar de vino en nuestro país. No se identifica con el término influencer, sino que se considera una comunicadora apasionada de la tradición, la agricultura y la viticultura.

Isabel Blanco

Viernes 15 de Octubre de 2021

Compártelo

Leído › 9594 veces

A lo largo de esta entrevista, descubrimos de la mano de 'La Cataora' cómo la pandemia impulsó su proyecto y su visión del sector del vino.

En sus perfiles de redes sociales reivindica que para acercar al vino a la sociedad y conquistar a los jóvenes es necesario cambiar las formas, ¿qué propone?

En mi opinión, el discurso que conocemos del vino está muy manido y además se enfoca desde una perspectiva muy técnica porque se intenta transmitir el conocimiento de una forma demasiado ortodoxa. Esta situación deriva en que las personas no entienden realmente la información qué se ofrece y a que los eventos o las catas se convierten en un aburrimiento para sus asistentes.

Ante esta situación, yo he tenido siempre muy claro que lo que quería hacer es comunicar a través de un lenguaje coloquial y presentar las catas igual que si estuviese con un grupo de amigos para que todo sea más simple y entendible. Aunque conozco los términos más técnicos por mi formación como sumiller, apuesto por un lenguaje sencillo para ofrecer vídeos cortos que captan la atención de la gente, gracias también a ciertas notas cómicas y expresiones graciosas. Esta es mi propuesta y el feedback de la gente es muy positivo.

¿De qué forma han favorecido las nuevas tecnologías de la información un cambio en el sector vitivinícola?

Sin duda el auge de las redes sociales y nuestra forma de buscar información a través de internet han cambiado mucho el panorama, especialmente durante los meses de pandemia en los que el canal Horeca estaba cerrado. Creo que durante los últimos meses en España hemos descubierto el placer de consumir vino en casa, algo que ya era muy habitual en otros países. El vino forma parte de nuestra cultura, pero aunque somos uno de los principales países productores también somos uno de los lugares en los que menos litros por persona se consume al año. Ante esta realidad, considero que es muy importante todo lo que se está generando a través de internet y de las redes sociales para llegar a muchas más personas. La venta online ha abierto un mundo nuevo tanto para las bodegas como para los consumidores, que gracias al canal online tendrán acceso a vinos muy concretos sin la necesidad de tener una tienda especializada cerca de su domicilio. Tenemos que cambiar el chip y adaptarnos a los nuevos tiempos.

¿Considera que las bodegas y las personas que trabajan en el sector del vino ya se han adaptado a este nuevo medio o, por el contrario, que todavía tienen un largo camino por recorrer?

En este momento todavía hay un porcentaje muy elevado de bodegas, tiendas especializadas o distribuidoras que son muy reticentes al uso de internet y de las nuevas tecnologías. Hasta la llegada de la pandemia apenas había bodegas que hiciesen venta online y, sin embargo, los meses de confinamiento impulsaron la apuesta de los bodegueros por la publicidad, la comunicación y los medios online. Esta experiencia les ha ayudado a entender que este canal es rentable y que la difusión a la que tienen alcance ahora se ha multiplicado exponencialmente.

No se siente identificada con el término influencer, ¿cómo calificaría o describiría su trabajo a través de sus perfiles en redes sociales?

La verdad es que me horroriza el término porque describe un concepto muy artificial. Personalmente, soy consciente de que cuando hago publicaciones sobre un vino, un queso o algún producto gastronómico la gente lo compra y, por tanto, está claro que ejerzo algún tipo de influencia, pero no me identificó con el término influencer. No quiero que se asocie conmigo esa palabra por toda la connotación que tiene para mí y para muchas personas. Yo creo que soy una comunicadora del vino, ¡sin más! Mi objetivo desde que empecé con el perfil de @lacataora siempre ha sido transmitir mi amor por el vino, la agricultura, las tradiciones y la gastronomía. De hecho, siempre he querido ser coherente y, por ello, todos los productos que recomiendo en el perfil realmente me gustan.

En noviembre hace dos años que empezó con @lacataora, ¿cuál es el balance?

El balance es muy positivo y he de reconocer que, en parte, es así gracias a la pandemia, que en mi caso jugó un papel muy importante y provocó un gran aumento de seguidores durante los meses de confinamiento. Aunque el perfil cumple dos años, el proceso de creación se remonta a cuando empecé a estudiar el curso de sumiller en la Cámara de Comercio de Valladolid. Una vez que abrí el perfil, fijé un objetivo a dos años vistas, y tras echarle muchas horas, ahora lo cierto es que el objetivo se ha superado con creces. Estoy muy contenta porque este perfil me ha permitido aportar mi granito de arena y ayudar a difundir de forma gratuita el trabajo de muchas bodegas que lo han pasado muy mal durante la pandemia.

Hablemos ahora del sector del vino, ¿considera que existe mucha competitividad?

Como en todas las profesiones, hay un poco de todo. En general, según mi experiencia, entre las bodegas hay una especie de solidaridad, más allá de la competitividad sana de que todos quieren ser los que más venden. Sin embargo, cuando te juntas con otro tipo de profesionales como sumilleres y otros perfiles el ambiente es muy diferente. Personalmente, considero que es bastante incómodo porque hay siempre una competición latente por ser el que más sabe de vino, el que ha probado el vino más caro o el que ha visitado más bodegas. Hay mucha gente en este sector que busca ser el protagonista y, en mi opinión, el protagonista en este caso tiene que ser siempre el vino.

Como mujer, ¿considera que se trata de un sector machista?

Sí, muchísimo, tanto por parte de los hombres como de las propias mujeres. Tradicionalmente ha sido un sector mayoritariamente masculino y la incorporación de la mujer ha sido especialmente lenta a pesar de que en los últimos años hubo un cierto auge. En consecuencia, aunque ahora en las catas hay cada vez más mujeres, tenemos que estar luchando constantemente contra un machismo muy arraigado. Como mujer no puedes estar discutiendo con todo el mundo, con lo cual yo hago mi trabajo con la mayor calidad posible para, poco a poco, demostrar el valor de lo que hago. No podemos olvidar que hay un porcentaje muy elevado de profesionales de una cierta edad, que han crecido viendo que el único papel de la mujer en una sala de cata era el de servirles, por lo que ahora se asustan cuando una mujer le puede "quitar" el sitio en una mesa redonda, por ejemplo. Pero, afortunadamente, las generaciones más jóvenes ya tienen otra perspectiva.

¿Nos recomienda un vino para...

Una comida con amigos?

Un vino fresco, que se beba muy bien, muy fácil... Por ejemplo, Karman de Gómez Cruzado

Un día cualquiera al llegar a casa?

Yo soy de vinos generosos y vinos intensos, así que un Socaire Oxidativo de Primitivo Collantes

Un evento social?

Algo que le guste a todo el mundo...Para un evento escogería un Champagne rosado de Laurent Perrier.

Un momento romántico?

SJ Anteportalatina de Bodegas Pujanza.

Isabel Blanco
Licenciada en Periodismo. Máster en Dirección de Comunicación Corporativa.
¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 9594 veces