¿Qué es el enoturismo y cuál es su origen?

El enoturismo está de moda pero no es algo nuevo, aunque si su definición que lo vincula al territorio o “zona vitivinícola”

Martes 28 de Febrero de 2017

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Enoturismo en familia

Cuando hablamos del enoturismo puede parecer que estamos ante una iniciativa novedosa, una moda reciente nacida del creciente interés por el vino. Nada más lejos de la realidad. Las visitas a bodegas son antiguas, existen registros de que ya había viajes organizados en épocas de la antigua Grecia y Roma.

La falsa sensación de un tipo de turismo "nuevo" quizá es debida a los medios de comunicación, Internet y el nacimiento de empresas especializadas así como las nuevas legislaciones gubernamentales e intergubernamentales que hacen que parezca que nos encontramos ante un fenómeno nuevo. Sin embargo, el interés por el vino y por conocer los procesos de su elaboración tiene un origen muy antiguo.

Hemos consultado con la firma Dinamiza, especializada en la gestión del turismo y la comunicación para empresas del sector enológico, con el fin de contrastar este extremo.

Efectivamente existen bodegas en España que atesoran documentación centenaria, como libros de firmas, donde se atestigua el interés que despertaba el mundo del vino y en especial la bodega, a mediados del siglo XIX. Son muchos los casos que se citan en estos archivos de visitas de monarcas, nobles, jerarquías eclesiásticas, o profesionales del sector.

La Emperatriz Eugenia de Montijo visitó la bodega de Alvear, Isabel II acudió a las bodegas González Byass en 1862 y Alfonso XIII recorrió Bodegas Codorniu, Domecq o Franco Españolas, entre otras. Todos ellos son algunos ejemplos significativos, tal y como recoge José Peñín en su libro '12 grandes bodegas de España'.

Otro aspecto histórico que confirma el interés por el turismo del vino, es la existencia de muchos eventos, exposiciones, congresos y reuniones científicas que se realizaban en bodegas españolas. Existen documentos que prueban estos encuentros desde el siglo XIX, en algunos casos eventos de carácter internacional.

También es importante reseñar que el número de bodegas que realizaban este tipo de eventos era muy reducido y que el tipo de personas que las visitaban habitualmente pertenecían a las clases sociales más pudientes.

Además, hablamos de viajes muy esporádicos con personas muy concretas y no de un tipo de turismo para todo el mundo o en muchas áreas productoras de vino y bodegas, como el que se realiza en la actualidad.

Papá enoturismo

En efecto, el turismo del vino existió en España desde hace muchos años, sin embargo, su desarrollo no tuvo lugar en la misma medida que otros países europeos. En España se recibieron en 2015 2,4 millones de enoturistas, mientras que en Francia reciben cada año del orden de los 15 millones de turistas del vino. En Italia, por ejemplo, reciben en un solo día 1,3 millones de visitantes en el día del enoturismo.

Otro de los hándicaps del enoturismo español es que, aunque existe desde hace muchos años no eran comunicados lo suficiente, en parte porque este tipo de viajes, no se clasificaban como una forma más de turismo. No existía el modo de conectar al turista con el destino.

En la actualidad podemos hablar de "enoturismo" o "turismo del vino", pero no en sus orígenes, aunque existía de manera práctica, en casos puntuales como hemos visto, no conceptualmente.

De hecho, este es posiblemente uno de los mayores problemas, incluso actuales, del enoturismo. La definición de turismo es compleja y lo es más la de un turismo temático como el dedicado al vino.

Hubo que esperar hasta el año 2005 cuando a través de la UE, la organización VINTUR que trata de regular, ordenar y dar directrices al turismo del vino en Europa, ofreciese la primera definición oficial de "enoturismo", estableciéndolo como "el producto consistente en la integración bajo el mismo concepto temático de los recursos y servicios turísticos de interés existentes y potenciales de una zona vitivinícola".

Sin duda ya nos encontramos ante una descripción que nos orienta en que debe ser el producto, y una vez tenemos producto es posible comunicarlo, promocionarlo y comercializarlo.

Tras esta primera definición de "enoturismo", que lo vincula directamente con el territorio, quedaba ahora definir que era una "zona vitivinícola". La "Carta Europea del Enoturismo" (presentada en 2005), establece los ocho aspectos esenciales para que un territorio pueda ser considerado "zona vitivinícola" y por tanto circunscribirse al ámbito del enoturismo:

1. Responsabilidad. Los territorios vitivinícolas deben jugar un rol determinante en la conservación, gestión y valoración de los bienes territoriales, y asumir en las experiencias concretas el valor de modelo, tanto en sus objetivos como en la metodología de su aplicación, así como asumir su responsabilidad en relación entre el territorio y su explotación.

2. Gestión. Los recursos territoriales y vitivinícolas deben ser tutelados, preservados y cuidadosamente gestionados, con el fin de que puedan estar siempre disponibles para su utilización individual y económica por parte del territorio.

3. Cuidado. La utilización de los recursos territoriales y, particularmente vitivinícolas, no deben perjudicar la supervivencia de otras especies animales o vegetales del ecosistema.

4. Tutela. Los ecosistemas vitivinícolas deben ser tutelados de una forma eficaz y salvaguardados de su vulnerabilidad, consecuencia del fuerte impacto inmobiliario y especulativo.

5. Organización. Las zonas vitivinícolas pueden constituirse en entidades de referencia (asociaciones, rutas...) para el desarrollo de un territorio. Los modelos de gestión, definidos sobre bases rigurosamente científicas, deben garantizar la conservación de los ecosistemas en su integridad y complejidad biológica.

6. Cooperación. Las zonas vitivinícolas, para conseguir estos objetivos, deben promover una cooperación eficaz entre ellas, especialmente cuando comparten una misma región o país.

7. Información. Las zonas vitivinícolas han de promover el intercambio de informaciones en términos de datos, conocimiento, modelos de gestión, tecnología, modelos de análisis.

8. Cultura. Las zonas vitivinícolas han de desarrollar un rol determinante en la difusión de una auténtica "cultura del vino", que tenga como consecuencia la necesidad de una gestión integral, correcta y esmerada, para su explotación racional tanto en términos ecológicos como sociales.

En España el término "enoturismo" aún no está incluido en la Real Academia Española (RAE). En noviembre de 2015 el Presidente de la Asociación Española de Enoturismo (AEE), José Antonio Vidal, realizó una propuesta formal a este organismo para su inclusión oficial.

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