Miércoles 19 de Febrero de 2014
Una forma de vida y una filosofía que cada vez está más extendida
La alimentación ecológica, también denominada biológica u orgánica cada vez tiene más adeptos entre la población mundial ¿casualidad? Los datos parecen confirmar que no. La conciencia en el cuidado del medio ambiente y la salud personal está llevando a que cada vez más gente se convierta en eco-foodie. Hoy vamos a desentrañar los secretos de este mundo y conocerlo más de cerca.
En primer lugar, vamos a conocer el término. ¿Qué son los alimentos ecológicos?
Se podría decir que los alimentos ecológicos, orgánicos o biológicos, son aquellos alimentos y bebidas producidos sin la utilización de productos químicos en todas las fases de su elaboración. Estos productos están libres de contaminantes, respetan a la naturaleza, y son beneficiosos para nuestro cuerpo.
Todos los agentes que intervienen en la cadena agroalimentaria están sujetos al control e inspección de las materias primas utilizadas, el proceso de elaboración, el envasado, el etiquetado, etc. mediante las empresas de control y certificación acreditadas.
Por lo tanto, lo primero que tienes que hacer es asegurarte de que el producto que vas a consumir es realmente ecológico, para ello, debes comprobar que contiene la etiqueta oficial en el dorso, que asegura que cumple con la normativa europea y que está controlado por una entidad oficial.
Ahora que ya sabemos lo que es y cómo identificarlo, vamos a conocer sus cualidades.
La primera cualidad destacable de los alimentos ecológicos es que recuperan los gustos originales que en apenas unos años parecía que habíamos perdido. Al ser elaborados de forma artesanal y cuidadosa tienen un mejor sabor. Las plantas, al ser fertilizadas orgánicamente conservan el verdadero gusto de cada ingrediente y les permite recuperar el sabor tradicional de los alimentos.
Si nos fijamos en la tierra, la agricultura ecológica, además de fertilizarla, frena la desertificación; favorece la retención del agua y no contamina los acuíferos; fomenta la biodiversidad; mantiene los hábitats de los animales silvestres, permitiendo y favoreciendo la vida de numerosas especies. En definitiva, respeta el equilibrio de la naturaleza contribuyendo a la preservación del ecosistema y al desarrollo rural sostenible.
Además, los alimentos ecológicos no contienen aditivos de síntesis que pueden provocar problemas en la salud tales como insuficiencias cardíacas, osteoporosis, migrañas e hiperactividad. Del mismo modo, la agricultura ecológica quiere conservar e impulsar la variedad genética de las especies y tipos, y con ello la riqueza de los paisajes de cultivo.
En cuanto a la ganadería, frente a la explotación animal, el reglamento europeo para la ganadería ecológica contempla la habitabilidad en las granjas con el objetivo de la reducción del estrés de los animales y su crecimiento en semi libertad, para que los animales crezcan a su ritmo natural y en condiciones de vida adecuadas, evitando la manera intensiva para lograr una mayor producción.
Otro aspecto que se tiene muy en cuenta es la alimentación de estos animales, una dieta basada en pastos naturales, leche materna, piensos y forrajes exentos de pesticidas y fertilizantes.
La máxima de los productos ecológicos es respetar el medio ambiente; cuando consumimos alimentos de cultivo ecológico colaboramos en la conservación del medio ambiente y evitamos la contaminación de la tierra, el agua y el aire.
Ser un eco-foodie, por lo tanto, va más allá de estar incluido en una simple tribu urbana o en una nueva tendencia gastronómica. Esta figura hace de su propia pasión un estilo de vida cuyos ingredientes indispensables son el respeto por el medio ambiento y nuestro entorno. Y gracias a internet, el fenómeno eco-foodie se ha convertido en una tendencia creciente.
En España, todavía tenemos muchos vínculos más o menos cercanos con la tierra, el mar o la montaña; con los ingredientes que son productos vivos y que debemos respetar en su naturaleza y procesos naturales; con la cocina en casa, restaurantes o bares.
La comida y el comer no empiezan ni en la mesa ni en los fogones, son parte de la vida entera, donde la comida no puede ser una experiencia desvinculada del origen de los ingredientes y el paisaje.
Si el mundo eco-foodie te ha convencido, puedes informarte, aprender, debatir o incluso formar parte de los muchos organismos defensores de la alimentación “eco”. ¿Una de las más consolidadas de nuestro país? “Slow food”, que nació hace 25 años para luchar contra el “fast food” y la “fast life”, apoyando el consumo local, los productos de proximidad e impidiendo la desaparición de las tradiciones gastronómicas de cada pueblo o ciudad.
¿Ya eres eco-foodie? Comparte con nosotros tus ideas y productos que debemos conocer ¡Anímate!
Artículo escrito por Adrián Guareño (@guareOW) en http://www.organicwine.co/es/blog/ (@OWB2B)