Úrsula Marcos
La viticultura, el arte y la ciencia de cultivar la vid para la producción de uvas y vino, es una actividad que se enfrenta a múltiples desafíos. Entre estos, las plagas, enfermedades y malas hierbas representan una amenaza constante para la salud y la productividad de las viñas. El impacto de estos agentes patógenos y competidores no es menor, pudiendo afectar significativamente tanto la cantidad como la calidad de la uva producida.
La vid, por su naturaleza, es particularmente sensible a diversos agentes patógenos. Esta sensibilidad aumenta con la delicadeza de la variedad de uva. A lo largo de la historia, diferentes enfermedades han afectado a las viñas del mundo. En la segunda mitad del siglo XX, enfermedades como el oídio y la filoxera tuvieron un impacto considerable en Europa, mientras que en la última década, la aparición de virosis y problemas causados por ácaros han cobrado relevancia en el ámbito vitivinícola global.
Actualmente se fomenta entre los agricultores la priorización del uso de métodos físicos y culturales sobre el control químico para combatir plagas, enfermedades y malas hierbas. Esta aproximación busca minimizar el impacto ambiental y de salud asociado con los productos fitosanitarios, promoviendo un manejo más sostenible y responsable de las viñas. Pero ¿cuáles son las principales plagas, enfermedades y malas hierbas para vid?
La gestión de estas plagas, enfermedades y malas hierbas es fundamental para garantizar la sostenibilidad y la calidad en la producción vitivinícola. La investigación continua, junto con la adopción de prácticas agrícolas innovadoras y sostenibles, es clave para enfrentar estos desafíos y asegurar la salud y la productividad de las viñas en el futuro.