Vino sin D.O. sí, gracias

Javier Campo

Martes 22 de Noviembre de 2022

Ya no es nada extraño comprar y consumir vinos que no están bajo el auspicio de ninguna Denominación de Origen, aunque curiosamente, cada vez hayan más de estas entidades

Para ponernos en contexto, una Denominación de Origen, en lo que al vino se refiere, es una zona geográfica determinada, que tiene uno o varios productos identificativos de dicha zona y que tiene como premisa el reconocimiento de una calidad diferenciada. En realidad, es mucho más extenso y amplio de explicar pero, grosso modo, la esencia es esa.

Detrás de cada DO, hay un Consejo Regulador que es el órgano de gestión formado por agricultores y bodegueros que se rigen por un documento marco normalmente denominado Pliego de Condiciones.

A octubre de 2022, según datos del Ministerio (MAPA), hay 101 DOP, Denominaciones de Origen Protegidas (entre VP, DOCa, DO y VC); además hay 42 IGP (todas ellas VT). En total, entre DOPs e IGPs hay 143 sellos de calidad de vinos españoles registrados en la Unión Europea. Esto es mucho. Y, aun así, hay muchos hacedores de vino que, por circunstancias múltiples, no están o no quieren estar dentro de una DO. Y esto no es nuevo, aunque es en los últimos años cuando se tiene menos en cuenta si lleva un sello distintivo o no. Y es que el tema de calidad diferenciada del cual hemos hablado arriba no siempre es tan diferenciada.

El tema de las variedades es uno de los temas más controvertidos por la aceptación o no de variedades foráneas versus autóctonas o instauradas a lo largo del tiempo.

La bodega tal, quiere hacer un vino de la variedad cual en la zona talcual. Como no está contemplada en el pliego de condiciones entonces lo hace igualmente y no lo califican quedando fuera de DO. No pueden utilizar el sello de calidad y un largo etc. de negaciones que le dificultan su comercialización. Y aun así, ese vino triunfa en el mercado por su calidad. Y fijémonos que no hemos hablado de singularidad, que ese es otro concepto. El tema de la acotación geográfica también ha propiciado que vinos no estén dentro de DO pero tengan una enorme calidad y sean un referente. O vinos espumosos que no están dentro de la DO Cava por geografía o por una fuerte convicción que tiene más que ver con los estándares de calidad.

Las escisiones en La Rioja por ejemplo o la ya comentada Cava, tienen un porqué, que lejos de decantarme por un lado u otro, muestro la evidencia de la realidad comercial que no frena la venta de vinos fantásticos sin necesidad de llevar un distintivo.

Y es cierto que algunos vinos no califican porque no cumplen con ciertos requisitos de calidad. Pues claro que es así. Pero otros, lejos de no cumplirlos, en muchos casos, podrían dar más visibilidad y prestigio a la DO que los ha rechazado. Quizás, deberíamos avanzar un poquito en ciertas cosas que mas que a tradición huelen a miedo.

Que un vino lleve un sello no es sinónimo de calidad y que uno no lo lleve, no quiere decir que sea un vino excepcional. Todos conocemos casos de éxito y casos de juzgado de guardia.

Javier Campo
Sumiller y escritor de vinos

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