Danielasquez
Viernes 31 de Octubre de 2025
La Facultad Don Bosco de Mendoza, Argentina, celebra seis décadas de liderazgo en la formación de profesionales de la vitivinicultura. Desde su fundación en 1965, esta institución ha sido pionera en la educación enológica en América Latina, combinando tradición, innovación y un fuerte compromiso social. A través de sus programas académicos de vanguardia, su infraestructura de primer nivel y su enfoque práctico, la Facultad Don Bosco ha formado a miles de expertos que hoy destacan en la industria vitivinícola global, consolidando su prestigio internacional y su rol como semillero de talento enológico con raíces mendocinas y una visión global.
En el corazón de Mendoza, la Facultad Don Bosco se erige como un faro de excelencia en la educación vitivinícola. Desde los albores del siglo XX, la Obra de Don Bosco en Rodeo del Medio ha estado intrínsecamente ligada al desarrollo de la vitivinicultura argentina. Los Salesianos, con su llegada en 1898, sembraron las semillas de una labor que fusiona educación, trabajo y fe, impulsando el progreso social y económico de la región.
La década de los 60 marcó un punto de inflexión. El auge del sector vitivinícola demandaba profesionales altamente capacitados, lo que condujo a la creación de la Facultad Don Bosco de Enología y Ciencias de la Alimentación el 31 de octubre de 1965.
Este hito, impulsado por el visionario Padre Francisco Oreglia, contó con el respaldo de la industria, las autoridades nacionales y la presencia del entonces presidente Dr. Arturo Illia en su inauguración.
Durante seis décadas, la Facultad Don Bosco ha evolucionado hasta convertirse en un centro de referencia académica, ofreciendo programas de grado en Enología, Enología e Industrias Frutihortícolas, Tecnología de los Alimentos y Sommellerie. Su enfoque se centra en la calidad, la innovación y el compromiso social, valores que se reflejan en cada aspecto de su propuesta educativa.
Su espíritu pionero se refleja también en la creación de espacios emblemáticos como la Torre Vinaria, inaugurada en 1968, una bodega vertical de 35 metros que revolucionó el diseño enológico de la época al incorporar sistemas tecnológicos avanzados de control térmico y procesos productivos integrados.
La historia científica de Don Bosco se remonta aún más atrás: ya en 1905, el Padre Pablo Robotti fundó el primer laboratorio enológico, que fue evolucionando con el apoyo de la comunidad mendocina hasta convertirse, en 2004, en un laboratorio modelo de docencia, investigación y servicios tecnológicos, equipado con instrumentación de última generación —como cromatógrafos, espectrofotómetros y analizadores avanzados—, reconocido entre los más completos de la provincia.
El predio que rodea la bodega es un verdadero laboratorio natural, donde se cultivan más de 50 variedades de vid y más de 60 tipos de olivos. Esta diversidad permite la experimentación continua y el desarrollo de productos de excelencia, como el Aceite de Oliva Virgen Extra Don Bosco, reconocido entre los 12 mejores del mundo.
Este 2025, la Facultad celebra sus 60 años con una agenda que incluye charlas técnicas, el lanzamiento del Diplomado Universitario en Enología, alianzas internacionales, degustaciones en el Museo Nacional del Vino y la Vendimia y la presentación del vino conmemorativo "60 años", elaborado por sus propios estudiantes.
Hoy, Don Bosco es mucho más que una institución educativa: es un santuario, una escuela, una bodega y una comunidad viva que combina tradición y modernidad. Su legado se refleja en miles de profesionales formados en sus aulas, que hoy prestigian la enología, la olivicultura y la industria alimentaria en todo el mundo.
Recorrer Don Bosco es sumergirse en la esencia del vino mendocino: una experiencia donde la historia se entrelaza con la innovación, la fe con la ciencia, y la educación con el trabajo, dando origen a una de las obras más emblemáticas del patrimonio cultural y productivo de Mendoza. La Facultad Don Bosco continúa cultivando excelencia enológica, formando líderes que impulsan la industria vitivinícola global y dejando una huella imborrable en el mundo del vino.
Recorrer Don Bosco es vivir la esencia del vino mendocino: una experiencia donde la historia se une con la innovación, la fe con la ciencia, y la educación con el trabajo, dando origen a una de las obras más emblemáticas del patrimonio cultural y productivo de Mendoza.
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