La dehesa de Extremadura certifica 15.000 cerdos ibéricos y renueva su imagen para reforzar su presencia

La Dehesa de Extremadura, situada en el suroeste de España, representa uno de los ecosistemas más extensos y mejor conservados de Europa. Este territorio abarca casi un millón de hectáreas y se caracteriza por la convivencia de especies ganaderas como el cerdo ibérico, la oveja merina y el vacuno retinto, junto a una gran variedad de fauna y flora autóctonas. La gestión tradicional de la dehesa fomenta un ciclo sostenible que protege la biodiversidad y favorece la producción agroganadera.

En este entorno se crían los cerdos ibéricos que dan origen a los jamones y paletas amparados por la Denominación de Origen Protegida (D.O.P.) Dehesa de Extremadura. Esta certificación garantiza al consumidor que adquiere un producto elaborado bajo estrictos controles de calidad, desde la cría del animal hasta la curación final. El Consejo Regulador supervisa todo el proceso para asegurar que se cumplen los estándares establecidos.

Durante la campaña 2024-2025, la D.O.P. Dehesa de Extremadura ha certificado cerca de 15.000 cerdos criados en más de 60.000 hectáreas controladas. A esta entidad están adscritas 38 industrias certificadas y más de 280 ganaderías, que trabajan conjuntamente para mantener la tradición y calidad del producto. Francisco Espárrago, presidente del Consejo Regulador, explica que cada empresa adherida pasa controles rigurosos para garantizar la autenticidad y excelencia del jamón y la paleta ibérica.

La alimentación del cerdo ibérico es uno de los factores clave en la diferenciación del producto final. Existen dos tipos principales según su dieta: el cerdo de bellota y el cerdo de cebo de campo. El primero se alimenta exclusivamente de bellotas, hierba y otros recursos naturales durante al menos 60 días en la montanera, sin recibir suplementos alimenticios. Cada animal necesita entre dos y cuatro hectáreas para garantizar esta alimentación natural. El segundo tipo, el cerdo de cebo de campo, recibe piensos a base de cereales y leguminosas en régimen extensivo, aprovechando también los pastos naturales durante un mínimo de 90 días antes del sacrificio.

El proceso artesanal y tradicional se mantiene intacto desde hace siglos. La curación natural en secaderos y bodegas situados en Extremadura es fundamental para conservar las cualidades del jamón ibérico. El bajo nivel de sal empleado y la alimentación basada en bellotas y hierbas naturales requieren un periodo de maduración que puede variar entre dos y cuatro años.

En esta campaña, las condiciones climáticas han reducido el tiempo óptimo para el aprovechamiento de la bellota durante la montanera. A pesar de ello, se ha logrado certificar una cifra similar a años anteriores gracias al esfuerzo conjunto del sector ganadero e industrial.

La D.O.P. Dehesa de Extremadura ha presentado recientemente una nueva imagen corporativa con el objetivo de reforzar su presencia en el mercado español. La entidad busca transmitir una imagen actualizada sin perder los valores tradicionales asociados a calidad, exclusividad y rigor. Según palabras del presidente, esta renovación pretende poner en valor el sabor único que identifica a los productos extremeños y resalta el orgullo por su origen.

La labor constante del Consejo Regulador se centra en mejorar los procesos productivos y controlar cada etapa para ofrecer al consumidor un producto natural con garantías plenas. La historia del jamón ibérico en Extremadura sigue escribiéndose día a día gracias al trabajo coordinado entre ganaderos e industrias que mantienen viva una herencia transmitida durante generaciones.

El turismo vinculado a la gastronomía local encuentra en la Dehesa de Extremadura un atractivo especial para quienes buscan conocer el origen y proceso detrás del jamón ibérico certificado. La región continúa siendo referente nacional e internacional por su modelo sostenible y por preservar uno de los paisajes más emblemáticos ligados a la cultura rural española.