Castilla y León, un viaje a través de sus vinos II

Un universo de vinos con sellos de calidad

David Manso

Viernes 03 de Mayo de 2024

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Continúa nuestro recorrido por Castilla y León, el cual nos lleva a una región con gran variedad de influencias motivadas por los tramos de la Ruta de la Plata y del Camino de Santiago que recorren esta figura de calidad situada al sur de León. Llegamos a la D.O. León, una denominación de origen en la que predominan los valles horadados al paso del río Cea, afluente del Esla, el cual, tras recoger sus aguas, terminará uniéndose al Duero creando una orografía con gran variedad de climas; atlántico, continental y mediterráneo, predominando este último. Como en otras figuras de calidad, sus orígenes vitivinícolas se establecen con la llegada de los monasterios (S. X) y gracias a su localización geográfica y sus rutas, sus vinos se exportaban al norte peninsular. Tierra de Prieto Picudo y Albarín Blanco, y también de sus afamados vinos de aguja, nacidos en las cuevas de sus bodegas donde se crea un microclima ideal para su elaboración. Una tierra donde también se cultivan  Mencía, Tempranillo y Garnacha, junto con las blancas Godello, Malvasía y Palomino.

El curso del Duero fluye por esta histórica denominación de origen localizada al oeste de Castilla y León. Sus vinos fueron los únicos autorizados a venderse en Sevilla en el S. XIV, abastecieron afamadas regiones vitivinícolas francesas en el S. XIX, durante la época de la filoxera, y viajaron a América con Cristóbal Colón; hablamos de los vinos de la D.O. Toro, Una tierra con un gran patrimonio cultural y con una historia cargada de hechos y acontecimientos que marcaron los designios de los que hoy conocemos como España y de la que se dice que tiene dos estaciones: una invierno, y otra "infierno", donde predomina un clima árido, continental, extremo y con influencia atlántica. La uva que lleva el nombre de Toro por el mundo es la Tinta de Toro (Tempranillo) la cual está perfectamente adaptada a la zona y convive con otras variedades como Garnacha y las blancas Malvasía y Verdejo. En la D.O. Toro se elaboran vinos vinos tintos jóvenes, roble, crianza, reserva y gran reserva; además de rosados y blancos, y también semisecos, semidulces y dulces.

Continuamos por tierras zamoranas para llegar a la V.C. Valles de Benavente, localizada al noroeste de la provincia. Las referencias a sus orígenes se remontan a la Edad Media. Ya en el siglo XIV se hablaba del Concejo de Benavente y de su importancia económica, vendiéndose sus vinos a las provincias de Asturias y Galicia, y será durante el S XV, cuando la superficie de viñedo crezca ganando terreno al cultivo del cereal, otro de los motores económicos de la zona. En la D.O.P. Valles de Benavente se cultivan las tintas Prieto Picudo, Tempranillo y Mencía; y las blancas Verdejo y Malvasía, que se complementan con Garnacha y Cabernet Sauvignon. Son elaborados vinos blancos, rosados y tintos jóvenes, crianza y reserva.

Viajamos al corazón de la provincia de Segovia para llegar a la V.C. Valtiendas, única figura de calidad en la que su territorio se ubica íntegramente en la provincia de Segovia. Un nuevo afluente del Duero, el río Duratón, baña las 85 ha. de viñedo acogidas a Valtiendas. La altitud de sus viñedos, junto a sus suelos y un clima continental extremo, conforman la peculiaridad de esta denominación y por ende la de sus vinos. Es la variedad Tempranillo la más cultivada, junto con otras variedades tintas como Syrah, Garnacha, Cabernet Sauvignon y Merlot; mientras que en blancas es la variedad Albillo Mayor la única cultivada por el momento. Sus bodegas elaboran principalmente vinos rosados y tintos.

Castilla y León cuenta con 17 sellos de calidad de vinos, 16 son D.O.P. (en la imagen) y una I.G.P. Vinos de la Tierra de Castilla y León

Otra de las denominaciones de origen más recientes nos lleva de vuelta a la provincia de Zamora. La D.O. Tierra del Vino de Zamora, reconocida en el año 2000, es una zona localizada al suroeste de la provincia zamorana. Históricamente, y hasta principios del S. XX, la vid fue su principal cultivo, pero varias circunstancias como las preferencias por cultivos de regadío, la despoblación, el envejecimiento de sus habitantes y unas políticas europeas que favorecieron los cultivos de cereal, provocando importantes arranques de viñedo, provocaron que éste se viese muy minorado. Será en los años 90 del pasado siglo cuando se empiezan a dar los primeros pasos para recuperar el patrimonio vitivinícola, cuyo resultado final es el reconocimiento en el año 2007 de la D.O. Tierra del Vino de Zamora. Su variedad principal es la tinta Tempranillo, y en blancas; Malvasía, Moscatel de Grano Menudo y Verdejo; otras tintas autorizadas son la Cabernet Sauvignon y la Garnacha, y las blancas Albillo Real, Palomino y Godello. Una tierra donde se elaboran vinos blancos, claretes, rosados y tintos; tanto jóvenes como crianzas, reservas y grandes reservas.

El recorrido nos lleva a conocer también Vinos de Pago, una clasificación que garantiza la procedencia de las uvas de una zona geográfica muy limitada, con unas características climáticas y de composición del terreno muy específicas y a su vez únicas. Castilla y León cuenta en su territorio con tres Vinos de Pago: Abadía Retuerta en Sardón de Duero, Dehesa Peñalba en Traspinedo, y Urueña en el municipio del mismo nombre, todos ellos en la provincia de Valladolid. Cada uno de ellos es a su vez bodega, pago  y denominación de origen con viñedos singulares y en los que se cultivan las uvas de las diferentes variedades que darán como resultado unos vinos de la más alta calidad, singularidad y de reconocimiento internacional.

Un viaje por Castilla y León a través de sus vinos que demuestra la gran variedad y diversidad de climas, suelos, variedades, vinos...etc. un amplio abanico vitivinícola con el Duero, sus vegas, cuencas y afluentes como creador y elemento vertebrador.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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