Degüelle tradicional: cómo abrir una botella antigua con calor

Antiguamente, descorchar una botella suponía, en muchas ocasiones, romper literalmente el cuello de la misma.

Esto era probablemente más común con los vinos añejos de Oporto, cuya botella presenta un cuello de talle abombado, lo que proporciona al corcho más espacio para expandirse en el in­terior.

Pero, si transcurren muchos años, el corcho puede lle­gar a desmenuzarse, lo cual hace difícil extraerlo sin romper­lo, con el riesgo añadido de que ensucie el vino.

Por ello, en ciertos casos llegaron a usarse unas tenaza para romper el cuello de cristal, eso sí, con mucho cuidado.

La manera de hacer un corte seguro era ésta: el cuello de la botella se rode­aba, a la altura donde se daría un ligero golpe seco, con una tira de tela mojada en agua fría, sobre la cual se aplicaban las tenazas, previamente calentadas al fuego, lo cual producía un efecto casi mágico, ya que con un ligero golpe se conseguía un corte limpio en el vidrio. Después, el trozo de cuello y el tapón podían retirarse con total seguridad.

Tras esta opera­ción el vino podía decantarse, cuidando de no arrastrar los posible restos de vidrio que hubieran quedado en el corte de la botella.

Hoy en día, es muy poco habitual que necesitemos hacer esta operación, ni con un viejo oporto ni con un tinto gran reserva, pero así es como lo hacían en ocasiones nuestros an­tepasados.