Declarado 'Bien de Interés Cultural' un yacimiento entre viñedos con dos mil años de historia del vino

El yacimiento arqueológico de San Bartolomé de la Noguera, en La Rioja, ha sido declarado bien de interés cultural (BIC)

Jueves 16 de Marzo de 2017

Compártelo

Leído › 4868 veces

Tras años de intenso trabajo por parte de la Fundación Vivanco en esta excavación arqueológica, el yacimiento del Cerro de San Bartolomé de la Noguera, situado en el municipio de Tudelilla (Rioja Oriental), ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por ser considerado "zona arqueológica de excepcional valor dentro del Patrimonio Cultural de La Rioja".

Rafael Vivanco (izda) y Santiago Vivanco-Interior Bodega yacimiento arqueológico Cerro S. Bartolomé La NogueraRafael Vivanco (izda) y Santiago Vivanco-Interior Bodega yacimiento arqueológico Cerro S. Bartolomé La Noguera

Tal y como ha publicado el Boletín Oficial de la Rioja con fecha 15 de marzo, y previa deliberación del Consejo de Gobierno el pasado 10 de marzo, el yacimiento del Cerro de San Bartolomé de la Noguera, situado en el municipio de Tudelilla, junto a los viñedos que cultiva la familia Vivanco en este histórico terruño de Rioja, ha sido declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por ser considerado zona arqueológica de excepcional valor dentro del Patrimonio Cultural de La Rioja. Este enclave atesora entre sus restos una interesantísima historia en torno a la cultura del vino, que transcurre desde el siglo I d.C., en el que destacó como centro neurálgico de una explotación agrícola romana, hasta su ocaso en el siglo XIX, con motivo de las sucesivas desamortizaciones.

Un obsequio del Rey Alfonso VII a la Orden del Císter

Desde hace más de una década, la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino, fruto de su compromiso por estudiar y divulgar la cultura del vino, promueve la investigación de este hallazgo arqueológico descubierto en el cerro de San Bartolomé de la Noguera (Tudelilla). Un yacimiento que se yergue sobre un extenso viñedo de la familia Vivanco, que alcanza la cubeta del valle del Ebro desde el mismo pie de monte de la Sierra de la Hez, junto a la localidad riojana de Tudelilla. Aunque parcialmente mutilado, este altozano de arcilla y grava conserva en su subsuelo los restos arqueológicos de lo que antaño fue una explotación agraria romana, una comunidad monástica altomedieval (la ermita y necrópolis de San Bartolomé) y una granja cisterciense. Cabe destacar que desde el año 2012, fruto de un convenio de colaboración, la Fundación Vivanco trabaja junto con el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en el análisis exhaustivo (en todas sus vertientes y posibilidades técnicas) de los restos arqueológicos extraídos en La Noguera, cuyas conclusiones determinantes se irán haciendo públicas en foros de especialistas a nivel mundial y al público interesado, en general.

La documentación histórica y arqueológica recopilada hasta la fecha demuestra que, a lo largo de casi dos milenios, el Cerro de La Noguera constituyó el centro neurálgico de una explotación agraria cuya génesis parece estar relacionada con el cultivo de la vid y con el modelado del territorio de nuevo cuño generado alrededor de la vía romana y de la ciudad de Calagurris lulia Nassica, al menos, desde el siglo I d.C. Es en el siglo III d.C. cuando el primitivo fundus de La Noguera parece haberse desprendido de sus objetivos agrarios iniciales y pasado a formar parte de un vasto dominio orientado hacia el aprovechamiento ganadero.

Del registro arqueológico de La Noguera cabe deducir que esta pequeña porción de territorio era la sede o la referencia nominal de una amplia heredad de la Marca andalusí que, a mediados del siglo XII, fue obsequiada por el Rey Alfonso VII de Castilla a la Orden del Císter. Constituida como una granja de explotación agropecuaria, pasó a formar parte del patrimonio del Monasterio de Santa María de Fitero y, desde el siglo XV, del de San Prudencio de Monte Laturce, en Clavijo, del que dependió hasta la desamortización del siglo XIX.

Restos orgánicos-Yacimiento arqueológico Cerro S. Bartolomé La Noguera

La información, que permite extraer conclusiones muy innovadoras sobre esta evolución, se haya contenida en los sobresalientes restos orgánicos carbonizados que se han conservado en el interior de las infraestructuras de almacenamiento de dicha estación agrícola, sede de un complejo y diversificado dominio rural cuyos condicionamientos climáticos y derivas históricas entrelazan sus caminos. Entre los restos, además de ubicar presumiblemente, en el caso del monasterio, las diversas dependencias (entre ellas las habitaciones de los frailes, el oratorio, el hogar o el horno), destaca la recuperación de varios contenedores con restos cerámicos, utillaje metálico, monedas (entre ellas castellanas del siglo XIV y XV), jarras y cántaros cerámicos pintados. Respecto a la cilla vinaria de la explotación agraria romana, destacan entre los restos fragmentos de dolias, ánforas, vasijas cerámicas de TSH, huesos y monedas, que no exceden el marco temporal del siglo III d.C.

Las líneas clave del Proyecto de investigación arqueológica de La Noguera (Tudelilla)

A través de las campañas de excavación arqueológica se han obtenido multitud de restos arqueológicos de todo tipo, que han sido sometidos a pruebas arqueo zoológicas, carpológicas y cromatográficas. Hasta el momento, y tras más de una década de investigaciones, aún en curso, los estudios se están centrando en la posible interacción existente entre cambio climático, la evolución agrícola, la viticultura y la trayectoria histórica de las sociedades que habitaron este sector del valle del Ebro en los últimos 2000 años.

Yacimiento arqueológico Cerro S. Bartolomé La Noguera descubierto entre las viñas

Entre las conclusiones, el registro arqueológico confirma la continuada producción vinícola en La Noguera desde época romana hasta la actualidad, lo que también convierte al enclave en un laboratorio de nuevas técnicas analíticas para el conocimiento de la viticultura y el consumo de vino a lo largo de la historia.

Otras de las líneas de investigación es la caracterización de La Noguera como terroir histórico, sede específica de un dominio rural que se mantuvo vigente a lo largo de las culturas romana, visigoda, andalusí y monástica medieval, y que acabó sus días con la desamortización del siglo XIX. De hecho, como sede de una granja cisterciense, cabe destacar el meticuloso control de calidad del prior sobre la producción agrícola de sus dominios.

Otra de las conclusiones es la que sitúa la alimentación como factor identitario de las sociedades medievales peninsulares (cristianos, hebreos y musulmanes). Curiosamente, los restos arqueológicos en La Noguera presentan variantes cerealísticas casi desaparecidas en la actualidad, como el caso del Triticum Dicocum.

El cambio climático, del que somos tan conscientes en la actualidad, es un hecho que provocó la evolución de la agricultura en esta zona de la Península Ibérica. El yacimiento del Cerro de San Bartolomé de la Noguera, como Bien de Interés Cultural (BIC), constituye sin lugar a dudas un acercamiento a los siglos que nos han precedido, una explicación para entender con mayor fundamento nuestro presente y el patrimonio histórico, que ha tenido en la cultura del vino una aliada para la vertebración y el desarrollo de las diferentes sociedades.

¿Te gustó el artículo? Compártelo

Leído › 4868 veces