Ester Solà Melgosa Vinobouquet
Lunes 01 de Diciembre de 2025
El Ródano no elige al azar.
Hay dominios que no se buscan: son ellos quienes te encuentran.
A veces basta con escribir, con observar en silencio, con escuchar cómo el viento del Norte golpea las laderas de granito para que, de pronto, algo se mueva. Una puerta se abre. No con ruido, sino con precisión.
Desde hace meses trabajo en los terruños del Ródano Norte y del Ródano Sur con una idea fija: entender cómo la profundidad del suelo moldea la profundidad del vino. Cada roca, cada pendiente y cada corriente de aire tiene algo que decir, y mi labor ha sido traducir ese lenguaje invisible a palabras, análisis y emoción.
Hoy empieza una nueva etapa.
No es un acuerdo ni una promesa: es una conversación. Un intercambio real. Un dominio que decide responder, dedicar tiempo, mirar su pasado y también su porvenir. Ese gesto, tan simple y tan raro, confirma algo esencial: en el vino, nada ocurre sin sentido.
Hay momentos en que comprendes que el vino no es un destino, sino un camino.
Un camino que exige precisión, sensibilidad y paciencia.
Y, a veces, ese camino te lleva exactamente al lugar al que debías llegar.