Martilota, el secreto mejor guardado de la gastronomía alcalaína

Laia Acebes

Martes 09 de Septiembre de 2025

Ubicado en la emblemática Plaza de la Paloma, este espectacular restaurante de 1.200 m² ofrece seis espacios diferenciados, una terraza panorámica y una carta que reinterpreta la cocina mediterránea con creatividad y producto de calidad.

A tan solo 30 kilómetros de Madrid, Alcalá de Henares, ciudad Patrimonio de la Humanidad, guarda una joya gastronómica que ha conquistado tanto a locales como a visitantes: Martilota. Inaugurado en 2017, este restaurante se ha consolidado como uno de los imprescindibles de la ciudad gracias a una propuesta cuidada, honesta y con identidad propia.

Situado en la Plaza de la Paloma, Martilota ocupa un imponente local de más de 1.200 metros cuadrados, distribuidos en dos plantas y con capacidad para 380 comensales. Martilota es el segundo proyecto de los emprendedores Noel Duque y Jorge Prados, dos jóvenes empresarios alcalaínos apasionados por la gastronomía y los viajes. Tras el éxito de su primer local, Noah, decidieron apostar por una propuesta más ambiciosa con Martilota, que supuso su consolidación en la escena gastronómica local y marcó el inicio de una exitosa expansión. Tras él llegarían Papúa Colón (Madrid), Gran Vía 18 (el espacio gastronómico de WOW Concept), Papúa Valencia (Valencia) y Can Vella (Ibiza).

Mucha técnica y produco de temporada

Martilota se ha consolidado como una de las propuestas gastronómicas más interesantes de Alcalá de Henares. Su cocina parte del producto —bien seleccionado, tratado con respeto— y lo lleva a una carta donde tradición, técnica y creatividad conviven con equilibrio y naturalidad.

Ensaladilla de pulpo ahumado con AOVE de ajo frito y pimentón de la Vera, tortilla trufada estilo Betanzos con espuma de patata o croquetas de queso azul con cecina y mermelada de manzana, son algunos de sus imprescindibles. El sello de Martilota está en los detalles: en la precisión del nido de sepia —laminada como tallarines y salteada al dente— sobre un falso risotto de sémola de trigo, o en los ravioli de carrillera de vaca, de melosidad impecable. También en apuestas más originales como la pasta japonesa con parmesano, jugo de carne y almendra tostada, que combina sabores de distintas tradiciones con personalidad.

La carta se completa con una selección pensada para compartir y disfrutar sin prisas: desde el brioche con gamba roja y papada de cerdo hasta clásicos como el buñuelo de bacalao o el mejillón tigre. En pescados, destacan los chipirones rellenos de cebolla caramelizada con emulsión de tinta, y la ventresca de bonito a la brasa de encina, servida a la bilbaína.

Las carnes brillan en platos como el steak tartar de solomillo de vaca madurada, con yema curada al jerez y grasa fundida; las mollejas glaseadas con parmentier de gorgonzola; o el solomillo ibérico Wellington, relleno de panceta ibérica Joselito y servido con parmentier de boniato asado.

El capítulo de arroces, rotundo y sabroso, cambia según temporada, pero siempre cumple con una premisa clara: fondo intenso, grano en su punto y sabor reconocible.

Interiorismo muy acogedor en el place-to-be de Alcalá de Henares

Su decoración —llena de vegetación, colorido y materiales naturales— genera un ambiente acogedor, fresco y elegante que invita a disfrutar con calma. Además, la espectacular terraza mirador de Martilota se ha convertido en uno de los rincones más deseados de la ciudad, ideal para una comida al aire libre con vistas.

Con una estética fresca, cosmopolita y llena de magia, el interiorismo de Martilota lleva la firma el arquitecto sevillano Adolfo Montserrat, quien ha sabido imprimir una personalidad única y cálida en cada rincón del espacio. Distribuido en seis ambientes diferenciados —todos modulables para su uso como espacios privados—, el restaurante combina materiales naturales como el mimbre, tonos alegres y una exuberante vegetación. Entre todos ellos, destaca su invernadero, uno de los espacios más especiales, bañado por luz natural gracias a sus grandes cristaleras.

Los comensales pueden elegir entre seis ambientes diferenciados, lo que convierte a Martilotaen un lugar perfecto tanto para celebraciones especiales como para un almuerzo informal o una cena en pareja. Entre todos, destaca su invernadero acristalado, un espacio bañado por luz natural que refleja la filosofía del restaurante: calidez, frescura y atención al detalle.

El nombre del restaurante, Martilota, surge de la unión de los nombres de las hijas de sus fundadores: Martina y Carlota. Un guiño personal que refleja el espíritu del proyecto: familiar, cercano y con alma.

Desde su apertura, Martilota no solo ha elevado la oferta culinaria de Alcalá de Henares, sino que ha contribuido a dinamizar la vida social y cultural de la ciudad. Su propuesta gastronómica de calidad, su versatilidad de espacios y su compromiso con la hospitalidad lo convierten en uno de los destinos imprescindibles de la Comunidad de Madrid para disfrutar de una cocina sabrosa, honesta y memorable.