Viticultores del Douro al borde del abismo

La crisis que afecta a los viticultores del valle del Douro, una de las regiones vinícolas más prestigiosas y reconocidas por la producción de vinos de Oporto, sigue profundizándose tras la última cosecha. Recordamos que estos vinos se elaboran en la ciudad de Oporto, pero las uvas se cultivan y viajan desde el interior del valle del Douro, más próximo a España que a la ciudad portuguesa que da nombre a sus vinos.

Tal como se anticipó en junio, los productores de la zona están sufriendo serios problemas económicos, agravados por la baja demanda de uvas, lo que ha hecho que los precios ofrecidos no cubran los costes de producción. La noticia, difundida esta semana por la agencia AFP, indica que la situación para los viticultores es insostenible.

El declive en el consumo de vinos de Oporto es alarmante. Actualmente, la región comercializa solo una cuarta parte del volumen que se movía hace 15 años, lo que ha generado un exceso de existencias en las bodegas y una reducción continua de las cuotas de producción. Esto ha dejado a los viticultores, que en su mayoría son pequeños propietarios, en una situación muy delicada. En la región del Alto Douro hay unos 20.000 productores, y la mayoría posee apenas dos hectáreas de viñedos. Ante la falta de demanda, muchos de ellos no consiguen vender sus uvas.

La nota de AFP subraya que, para muchos viticultores, ya no es económicamente viable cosechar sus uvas. El terreno escarpado del Douro, famoso por sus terrazas de viñedos, requiere un alto grado de mano de obra manual, lo que incrementa aún más los costos de producción. El viticultor local Oscar Quevedo explicó que mientras en otros países como España o Francia es posible producir un litro de vino a costos entre 30 y 35 céntimos de euro, en el Douro es imposible hacerlo por menos de un euro si se busca mantener la calidad.

Quevedo subrayó que los viticultores se encuentran en una encrucijada complicada: después de haber realizado todo el esfuerzo de cultivar las uvas, su situación financiera es incluso peor tras la cosecha que al inicio del año. Esto afecta no solo a los propietarios de viñedos, sino también a las alrededor de 40.000 a 45.000 personas cuyo sustento depende directa o indirectamente de la producción vinícola en la región.

Por su parte, Frederico Falcão, presidente de ViniPortugal, la entidad que agrupa al sector vinícola del país, calificó la situación como un "gran problema estructural". Falcão mencionó que se está considerando la posibilidad de implementar un plan de arranque de viñedos, lo que implicaría eliminar parte de las plantaciones. Esto abriría un debate sobre si las actuales áreas de viñedos en algunas regiones portuguesas son excesivas en relación con la demanda real del mercado.

El escenario que se está planteando refleja lo que ya había anticipado la viticultora Teresa Sabrosa, quien advirtió a principios de año que 2024 sería mucho más difícil para los productores. Sabrosa, que posee viñedos en Celeirós do Douro, en el corazón del valle, apuntaba a las mismas preocupaciones que ahora se han materializado: una demanda en declive, la acumulación de existencias y un sistema de producción que no parece viable en las actuales circunstancias del mercado.

Este problema económico no solo afecta a la producción de vino de Oporto, sino que también pone en riesgo el patrimonio cultural y paisajístico de la región, reconocida como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, cuyo paisaje está profundamente ligado a la viticultura. Sin una solución a corto plazo, el futuro de muchos pequeños viticultores del Douro está en peligro, y las consecuencias podrían ser devastadoras para la región.