Jueves 07 de Mayo de 2015
Cuando un consumidor se encuentra frente a una mermelada “gourmet” desconocida, suele presentársele un dilema: le gusta el frasco, le gusta el nombre, la mermelada resulta “atractiva”… pero su precio es el doble o más que el que suele pagar por su mermelada habitual. ¿De verdad le merece la pena gastarse ese dinero?
Depende.
En primer lugar, depende de qué mermelada tenga delante: un frasco con la palabra “gourmet” escrita en él no es obligatoriamente garantía de calidad. Sí, muchos de esos productos son de verdad extraordinarios... sin embargo, hay otros que no se diferencian apreciablemente de la alternativa industrial barata; lamentablemente, hay veces en que la etiqueta “gourmet” es puro marketing.
También hay que tener el cuenta al cliente como persona: no todos valoramos las cosas por igual. Hay personas dispuestas a pagar más para disfrutar de una experiencia diferente y más grata, y hay otras que no. Esto es algo muy personal.
Por ello, es difícil dar una respuesta rotunda y absoluta a la pregunta del título: hay mermeladas de calidad que valen lo que cuestan y más... y otras que no. Pero es que además, incluso si hablamos de las de verdadera calidad, hay a quien le merece la pena adquirirlas y a quien no. Depende.
Lo sabemos, sólo hemos dicho perogrulladas, pero no puede darse una respuesta definitiva a esa pregunta tan general. Lo que sí podemos hacer es definir qué diferencias existen entre una mermelada corriente de supermercado y una buena mermelada de calidad, y analizar a qué se deben las diferencias de precio, para finalmente diferenciar lo que podemos esperar a cambio de ese sobreprecio. Luego, elegir si merece la pena o no pagarlo, ya será una decisión personal.