La producción de uva en California cae a su nivel más bajo en veinte años con solo 2,9 millones de toneladas

Martes 21 de Octubre de 2025

El abandono de viñedos y el auge de importaciones baratas amenazan el futuro de los viticultores en Lodi

Los viticultores de Lodi, una ciudad situada en el Valle Central de California, atraviesan una situación complicada. Durante más de cien años, esta región ha abastecido a bodegas conocidas por sus vinos, especialmente de la variedad Zinfandel. Sin embargo, en los últimos dos años, muchos agricultores han optado por abandonar sus viñedos debido al aumento de los costes de producción, la caída de la demanda y la llegada de importaciones más baratas.

Randy Baranek, agricultor de cuarta generación en Lodi, explica que se han eliminado miles de hectáreas de viñedos en este periodo. Según sus cálculos, esto representa casi una cuarta parte de la producción local. Baranek señala que un acre (0,4 hectáreas) produce entre ocho y diez toneladas de uvas, que pueden venderse por un máximo de 3.000 dólares. Sin embargo, el coste para cultivar esa misma superficie oscila entre 3.000 y 4.500 dólares. Esto significa que muchos viticultores trabajan con pérdidas.

En los campos abandonados se observa maleza creciendo entre las vides y uvas sin recoger que terminan pudriéndose. Además, limpiar estos terrenos supone un gasto elevado debido a las regulaciones ambientales del estado. Muchos agricultores no pueden asumir ese gasto y dejan los viñedos tal como están.

La producción de uvas en California ha disminuido de forma constante y en 2024 alcanzó su nivel más bajo en veinte años, con una cosecha total de 2,9 millones de toneladas según Stuart Spencer, director ejecutivo de la Comisión de Uvas para Vino de Lodi. Para este año se prevé una reducción adicional de 400.000 toneladas.

Spencer explica que esta situación responde tanto a factores relacionados con la oferta como con la demanda. Por un lado, el consumo de vino en Estados Unidos ha bajado durante los últimos tres años tras décadas de crecimiento. Los consumidores beben menos alcohol y sufren el impacto de la inflación. Por otro lado, las bodegas más grandes del estado prefieren importar vino a granel más barato antes que comprar uvas locales. Esta tendencia se ve impulsada por incentivos fiscales federales para los importadores y por los subsidios que reciben los productores europeos.

Matt Manna, propietario del Rancho Manna, afirma que este ha sido su año más difícil en veinte años. Ante esta situación, algunos agricultores estudian diversificar su producción hacia cultivos con mayor demanda y menores costes, como las almendras. Sin embargo, cambiar un viñedo por un almendral requiere una inversión importante y puede afectar al empleo local porque el cultivo del almendro está mucho más automatizado.

Kevin Phillips es uno de los agricultores que ha decidido plantar almendros tras eliminar parte de sus viñedos. Explica que el proceso es menos costoso y necesita menos mano de obra. Además, asegura que las almendras se venden fácilmente sin necesidad de negociar con compradores como ocurre con las uvas.

La preocupación es generalizada entre los trabajadores del sector en Lodi. Muchos temen perder su medio de vida si la tendencia continúa y no encuentran alternativas rentables para sus tierras. La transformación del paisaje agrícola en esta zona refleja los cambios económicos y sociales que afectan a toda la industria vitivinícola californiana.

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