Enoturismo sobre ruedas: Las Moradas de San Martín

Enoturismo sobre ruedas. El placer de hacer enoturismo viajando en moto. Primera parada Las Moradas de San Martín.

David Manso

Martes 30 de Marzo de 2021

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Para quien nunca haya viajado de enoturismo el concepto de aquello que representa una bodega puede haberse quedado obsoleto.

La imagen más común al no enoturista es la de encontrarse tras bajar por una estrecha bóveda repleta de empinadas escaleras con incómodos peldaños labrados a cincel y martillo para llegar a una oscura y húmeda cueva. Antaño era esa la realidad, las bodegas han sido tradicionalmente eso, cuevas, y su visita se limitaba a conocer la elaboración del vino y posteriormente catarlo. Ahí quedaba la experiencia.  

Hoy, la imagen de una bodega es bien distinta. Una moderna construcción rodeada de viñedos, y el enoturismo la de la experiencias disfrutadas. La mayoría de ellas están proyectadas en superficie y sus modernos edificios imitan esas condiciones que antaño tenían las cuevas para la conservación y crianza de sus vinos.

Este nuevo concepto de bodega no solo está pensado y focalizado para la elaboración del vino, sino también es un atractivo más para el visitante. Bonitos edificios de diseño a la vez que funcionales, algunas son verdaderos templos de culto al vino, que cuentan con hotel, restaurante con vistas al viñedo, spa, winebar,...etc.

A esto hay que añadir actividades lúdicas como paseos entre viñedos, diferentes talleres (poda, vendimia, astronomía...etc.), paseos a caballo entre sus viñas, tratamientos con vino,...etc. en definitiva una amplio abanico de experiencias al visitante que a ellas acude, y en la que cada bodega tiene su propia oferta y atractivo. Elaboración y experiencias unidas para el disfrute.

Otra de mis pasiones es viajar en moto, actividad que realizo de manera personal y que he decidido unir a mi labor profesional como escritor y comunicador del vino. Buscar la unión de ambas para mostraros bodegas, paisajes y actividades de enoturismo viajando en moto. Para ello me subiré a la reina de las maxitrail, la BMW R 1250 GS, una moto que me permite viajar cómodamente, cargar con equipaje y el equipo, recorrer sinuosas carreteras, y los caminos de tierra que me llevarán a los viñedos menos accesibles.

En el caso de esta primera visita como enoturista en moto, viajo a las Bodegas de San Martín donde cultivan la vid en ecológico en una preciosa localización. Salgo de Madrid por la M-501 dirección San Martín de Valdeiglesias, apenas 50 km para acceder al bonito desfiladero que antecede al desvío que me llevará a la bodega. Rotonda a la izquierda, modo conducción "enduro" y accedo a un camino de tierra donde los pinos me acompañan hasta la misma entrada. Allí me recibe Alejandro, responsable de la bodega.

Dos de las variedades más representativas de la zona, Garnacha y Albillo Real, son cultivadas en un marco incomparable. La Sierra de Gredos al fondo con los restos de las últimas nevadas asoma entre las copas de los pinos, contemplando un viñedo recién podado con los primeros atisbos primaverales en forma de flores que cubren la cubierta vegetal entre cepas desnudas. Pinos, jaras y tomillos fueron testigos de una viticultura que antaño servía de motor económico  en estos montes.

Hoy, el esfuerzo de recuperación que desde Las Moradas realizan nos permite hacernos una idea de cómo era el cultivo de la vid en una época en la que escritores del Siglo de Oro español, Jorge Manrique, Tirso de Molina, Lorenzo Silva o Marta Rivera, hacían mención en sus obras a los vinos de la zona. Un guiño de la bodega con sus vinos hace hoy referencia en sus etiquetas esta época pasada con bonitas frases que recuerdan el esplendor tanto en lo literario como vitivinícola.

Todos los vinos de Las Moradas nacen del "Pago de los Castillejos". Estos se caracterizan por su complejidad. Como referente principal a ese ya mencionado Siglo de Oro está también muy presente Santa Teresa a través de su último escrito de "Las Moradas". En sus elaboraciones en tintos de Garnacha encontramos potencia, buena estructura y los recuerdos a ese monte bajo que rodea la finca. La elaboración de la variedad blanca Albillo Real es mediante coupage. Dos métodos de elaboración por separado para integrar un vino fresco, con notas de panadería y caramelo. Vinos todos caracterizados por la potencia y naturalidad que les da la mínima intervención en su cultivo.

Tras la visita, pongo rumbo de vuelta a casa donde tranquilamente apreciaré las virtudes de sus vinos. La grata experiencia ha quedado grabada en mi memoria, algo que recordaré cada vez que descorche uno de sus vinos. Dejo este bonito emplazamiento mientras disfruto del camino de vuelta sobre la moto, y me prometo volver en un futuro no muy lejano para disfrutar de los bonitos paisajes, o quién sabe, para realizar un taller de poda o a contemplar las estrellas desde sus viñedos.

David Manso
Licenciado en Marketing y apasionado del vino.
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