Lunes 06 de Mayo de 2019
Cuando se pretende valorar la calidad de los vinos se deben considerar diversos factores organolépticos como el color, el aroma, los taninos, la Denominación de Origen, la variedad de uva,...
Pero sin duda hay otro factor nada desdeñable y que afecta a su calificación final:
¡¡ EL PRECIO !!
Diversos estudios han demostrado el efecto que el precio juega en la percepción de calidad de los vinos.
En Francia, la Universidad de Burdeos fué pionera en la realización de este tipo de estudios.
En un primer estudio participaron estudiantes de enología, quienes tenían que probar dos tipos de vino, uno tinto y otro blanco, para posteriormente describirlos con el mayor número de detalles. Lo que estos estudiantes no sabían es que se trataba de mismo vino, en su caso blanco, solo que teñido de tinto; una variable que no afectaba en modo alguno a su sabor pero era determinante para su percepción visual. Como resultado, los estudiantes describieron todas las características propias de un vino tinto, atendiendo a sus variedades de uva, y los taninos, sin caer en la cuenta de que en realidad era un vino blanco. Ninguno de los participantes se dio cuenta del engaño.
En uno segundo, se pasó a evaluar dos marcas de vino siendo una de ellas muy cara. En este caso, ambas botellas contenían el mismo vino, el barato. Los considerados como expertos se deshicieron en halagos sobre la supuesta botella cara, realzando su contenido como "complejo y con mucho cuerpo"; frente al otro que debía conformarse con ser "débil y plano".De nuevo, ....ninguno de los participantes se dio cuenta del engaño.
Por otro lado, en U.S.A. fué el California Tech Institute quien hizo un experimento con 5 botellas de vino, cuyo precio oscilaba entre los 5 y los 90 dólares. El truco era que solo había 3 variedades distintas de vino, dado que 2 de ellos habían sido duplicados, utilizando para ello una botella de etiqueta cara y otra barata, donde los catadores debían probar el vino y valorar su calidad. En esta ocasión, los participantes estaban conectados a un escáner cerebral, de tal modo que se pudieran controlar las reacciones de su cerebro. Con esta prueba los expertos pudieron observar que siempre se iluminaban las mismas partes del cerebro, y además, cuando los usuarios pensaban que ese vino era caro, se activaba otra región adicional.
Gracias a esta investigación se pudo observar que existe un área específica en la corteza prefrontal del cerebro que es la responsable de la sensación de placer. Mediante el escáner cerebral se pudo comprobar cómo el precio del vino provocaba el aumento de la actividad de los circuitos cerebrales en este área. Unos resultados que abren una puerta a su aplicación por parte del Neuromarketing.
En el siguiente experimento titulado; "Do more expensive wines taste better? Evidence from a large of blind tastings"; se pueden extraer unas muy interesantes conclusiones sobre la correlación entre calidad y precio.
Al mundo del vino, en mi opinión, le acompaña un discurso que en nada le beneficia y en este video se puede comprobar:
Bebe el vino que te guste, caro o barato, pero aprecialo con criterio, con tu criterio.