El sector vinícola europeo ante uno de los peores años de su historia

Martes 17 de Junio de 2025

Caída histórica en la producción y consumo de vino en Europa

Este martes 17 de junio, Vinetur publicó el "Informe del Mercado Europeo del Vino 2024: Producción, Consumo y Precio", que confirma que el último año ha sido uno de los más duros que ha vivido el sector vinícola europeo en lo que va de siglo. El informe señala que la producción vinificada en la Unión Europea cayó hasta los 138,3 millones de hectolitros, una cifra sin precedentes desde el año 2000, con una reducción del 3,5% respecto a 2023. Las causas principales fueron fenómenos meteorológicos extremos como sequías en el sur de Europa y heladas o lluvias intensas en el norte, además de brotes de enfermedades que agravaron la situación, sobre todo en Francia y Alemania. A esta caída de la producción se sumó un nuevo retroceso del consumo, que bajó un 2,8% hasta los 103,6 millones de hectolitros, un volumen que no se registraba desde hace más de seis décadas. La pérdida de poder adquisitivo de los consumidores debido a la inflación y el cambio de hábitos entre generaciones más jóvenes explican este descenso.

Pese al desplome en volumen, el valor total del mercado europeo mostró una cierta resistencia gracias al alza en el precio medio de exportación, que se mantuvo en los 3,60 euros por litro, igualando el máximo alcanzado el año anterior. Las exportaciones mundiales europeas se estabilizaron en 99,8 millones de hectolitros, pero el valor total se sostuvo en 35.900 millones de euros. Esto fue posible por el empuje de las categorías premium y de espumosos como el Prosecco, que mantuvieron el interés del consumidor extranjero. El mercado europeo se estimó en 78.500 millones de dólares, y la apuesta por el valor frente al volumen permitió amortiguar parte del impacto negativo en el conjunto del sector.

A nivel de países, Francia perdió el liderazgo histórico como principal productor debido a una contracción del 23% en su cosecha, provocada por heladas, granizo y enfermedades. Italia, que también sufrió fenómenos climáticos pero menos severos, volvió al primer puesto con una producción de 44,1 millones de hectolitros. España mejoró su volumen un 18% respecto a 2023, sobre todo gracias a Castilla-La Mancha, aunque se mantuvo por debajo de su media de cinco años. Alemania y Portugal registraron también caídas relevantes.

La fragmentación del mercado fue más visible que nunca. Los vinos espumosos y los de gama alta resistieron bien, impulsados por la exportación, mientras que los tintos y los vinos de gran consumo, sobre todo en Francia, acumularon excedentes y caída de demanda. Esta situación llevó a la aplicación de programas de arranque de viñedos y al inicio de procesos de consolidación entre bodegas, especialmente en zonas con dificultades estructurales. El año supuso un punto de inflexión hacia un modelo más adaptado al cambio climático y al nuevo perfil del consumidor.

Los costes de producción aumentaron de forma continuada durante todo 2024. La energía, el transporte, los fertilizantes y el vidrio subieron de precio, lo que complicó la situación de muchas bodegas, especialmente las de menor tamaño, que no pudieron trasladar esos incrementos al consumidor final. El vino tinto a granel, sobre todo en Francia, fue uno de los productos más perjudicados por esta combinación de sobreoferta y costes altos. Al mismo tiempo, el consumidor redujo el gasto, comprando menos vino o buscando productos más económicos.

En términos globales, la producción mundial bajó un 4,8% hasta los 225,8 millones de hectolitros, el dato más bajo desde 1961. El consumo también retrocedió hasta los 214,2 millones, siguiendo la misma línea que en Europa. Aunque esta doble caída mantuvo el equilibrio del mercado y evitó descensos graves en los precios, enmascaró desequilibrios regionales. Algunas categorías, como los blancos de alta gama y ciertos espumosos, empezaron a escasear, mientras que los tintos básicos acumularon excedentes que obligaron a aplicar medidas de destilación y arranques de viñedo, especialmente en Burdeos.

Por países, la situación fue dispar. En la UE, Francia perdió cerca de un cuarto de su producción y registró el volumen más bajo desde 1957. España mejoró su volumen pero sin alcanzar niveles anteriores, e Italia, aunque volvió al primer puesto, no logró superar su media de los últimos cinco años. Alemania sufrió especialmente en sus regiones del este. El valor de producción cayó un 21,7% en Francia, con efectos negativos en toda su agricultura.

El consumo también descendió en la mayoría de los países. Francia redujo su consumo un 3,6%, Alemania un 3%, mientras que Italia se mantuvo prácticamente igual y España (+1,2%) y Portugal (+0,5%) subieron ligeramente. Portugal sigue siendo el país con mayor consumo per cápita, con 61,1 litros por habitante. El vino tinto fue el más afectado por la caída en las preferencias del consumidor, que ahora se inclina más hacia blancos, rosados y espumosos, como el Prosecco, que gana cuota en Francia entre los consumidores jóvenes.

La polarización del mercado se acentuó en 2024. Mientras que los vinos premium ganan presencia y margen, las categorías medias sufren una presión mayor por parte de la oferta y la demanda. Las bodegas tienen que elegir entre especializarse en calidad o competir en precio muy ajustado. Esta presión también influye en el comercio internacional: aunque el volumen exportado no cambió, el valor alcanzó cifras récord. Italia vendió 21,7 millones de hectolitros, aumentó el valor un 5,6% y se benefició del tirón del Prosecco. Francia, pese a seguir siendo el país que más factura en exportaciones, perdió un 2,4% en ingresos, con especial impacto en los espumosos de alta gama. España vendió menos volumen pero más vino de calidad, lo que le permitió mejorar el valor total de sus exportaciones. Portugal, con menor peso, subió un 4,5% en valor exportado.

En cuanto a las importaciones, Alemania redujo tanto volumen como valor, mientras que el Reino Unido aumentó el volumen pero gastó menos. Francia también recortó sus importaciones en casi un 10%. Fuera de Europa, Estados Unidos se mantuvo como el principal comprador, con 4.900 millones de euros en importaciones desde Europa. China redujo de forma considerable su demanda, sobre todo de vinos franceses, afectada por factores internos y por la recuperación del vino australiano tras el fin de los aranceles.

La superficie de viñedo en Europa cayó a 3,2 millones de hectáreas. España sigue siendo el país con más superficie pero la redujo un 1,5%, Francia un 0,7% y Portugal un 5,1%. Solo Italia aumentó su viñedo un 0,8%. Esta reducción está impulsada por programas de arranque en zonas con sobreoferta, en especial para el vino tinto.

El número de bodegas también disminuyó. En Francia se declararon 211 quiebras en 2024, un 55% más que el año anterior, e Italia bajó de las 30.000 bodegas. En España, siguen activas más de 4.300, con un crecimiento de las certificaciones ecológicas. Las cooperativas y explotaciones más grandes y solventes siguen ganando terreno frente a los pequeños productores.

El informe concluye que el sector se encuentra ante un proceso de transformación que requerirá inversiones en viticultura adaptativa, digitalización, diversificación de productos con menor contenido alcohólico, refuerzo de la venta directa y apuesta por el enoturismo. La sostenibilidad y la certificación ecológica toman fuerza como elemento de diferenciación. Las denominaciones de origen se mantienen como herramienta para poner en valor el origen y la calidad. El canal digital gana prioridad, tanto en ventas como en comunicación. La financiación para innovación y gestión climática, junto con la consolidación empresarial, marcarán la capacidad del sector para mantenerse en el mercado internacional en los próximos años.

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