Cádiz, donde se unen el mar y la tierra

Cádiz, tierra de tierras y de mares, lugar donde la placidez del mediterráneo y la bravura del atlántico se dan la mano. Tierra de sol barrida por vientos de levante, donde disfrutar de largas playas, de la singularidad de su interior y del paseo por calles empedradas, de los variados lienzos que cada día pintan sus atardeceres, de sus fiestas, del famoso carnaval, donde por unos días uno es quien le gustaría ser, o quizás no, escuchando sus comparsas y las ingeniosas chirigotas poner a cada uno en su lugar con la punzante y sarcástica genialidad de sus cuplés, noches de canto y palmas que resuenan por los rincones al calor de un fino o una manzanilla. Tierra de iglesias y castillos, de pueblos blancos incrustados entre montañas, de marismas, de aromas a bodega, de plazas con palmeras y vacas por la playa, de sal y arena. Lugar donde el mar se marida con la tierra.

Estos son parte de los recuerdos y la fotografía más inmediata que me viene a la cabeza cuando busco en mi memoria la esencia gaditana. Cádiz es esto y seguramente más, mucho más. Estos recuerdos se refrescan y complementan a los que ya tenía con la presentación en el Parador de Alcalá de Henares de "Cádiz a pedir de boca", una cita enogastronómica en la que descubrir la gastronomía gaditana a través de sus aromas y sabores.

Una selección de platos llegados de sus campos, huertas y mares armonizados con sus vinos, los del Marco de Jerez, para trasladar al comensal a esta zona del sur peninsular. Una selección esta de la mano de Pepe Ferrer, Embajador de los Vinos de Jerez, que nos lleva por los barrios tradicionales de Sanlúcar de Barrameda y las bodegas de Jerez.

Cádiz es tierra de quesos, de huertas, de vacas retintas, de uvas blancas principalmente, las tintas, esa Tintilla de Rota, siendo hoy minoritaria se va abriendo camino. También es mar, su estrecho es zona de paso para muchas especies, entre ellas su famoso Atún de Almadraba, rico manjar que admite variadas elaboraciones. Cazón, camarones, plateritos, erizos,..etc. son algunos de los frutos que el mar regala en sus bahías y mares. Dos son las bodegas que Pepe ha seleccionado para esta presentación, Williams Humbert y Bodegas Barbadillo, de las que ha preparado un recorrido "evolutivo" para acompañar los platos elaborados. Fino y Manzanilla, Manzanilla Pasada, Amontillado, Palo cortado y para cerrar un Cream.

Un viaje a través de sus platos y vinos que, por lo menos a un servidor, le ha revivido esas visitas realizadas a esta provincia. Gratos recuerdos sin duda. Cádiz tiene duende y sus gentes también, Pepe lo ha demostrado con sus presentaciones, más emotivas estas que técnicas. Ese es el camino para divulgar el vino, hacer de él una experiencia.

Tras la presentación y almuerzo me prometo a mi mismo el volver. Cádiz tiene algo mágico que atrae, que te atrapa. Para un amante de la gastronomía y del vino es una visita obligada, un destino imposible de obviar por la idiosincrasia de sus vinos, su rica y variada gastronomía y el calor de su gente.