La producción de vino en China cae un 91% desde 2012 y alcanza su mínimo histórico

Martes 18 de Noviembre de 2025

El alto precio y la competencia internacional dificultan la recuperación del sector pese a la mejora en calidad y variedad

El sector del vino en China atraviesa una etapa complicada. Aunque el país ha mejorado la calidad y la variedad de sus vinos, la producción y las ventas han caído de forma notable en los últimos años. Según datos oficiales, la producción pasó de 1.380 millones de litros en 2012 a solo 118 millones en 2024, el nivel más bajo registrado en este siglo. Aunque algunos expertos señalan que el método de recuento puede exagerar el descenso, la situación preocupa a los productores.

Las causas de esta caída son diversas. Por un lado, las autoridades han limitado los presupuestos destinados a entretenimiento, lo que ha reducido el consumo institucional. Por otro, los consumidores muestran menos confianza en la economía y optan por otras bebidas alcohólicas. Además, las nuevas generaciones tienden a consumir menos alcohol, siguiendo una tendencia internacional. La pandemia también ha dejado secuelas en el sector.

Uno de los problemas más señalados es el precio elevado de los vinos chinos. Mientras que en Europa se pueden encontrar vinos en supermercados por pocos euros y en Estados Unidos existen opciones muy asequibles como “Two-buck Chuck”, muchas botellas chinas de regiones como Ningxia se venden entre 40 y 60 dólares. Shuai Zekun, crítico especializado en vinos chinos para James Suckling, afirma que algunos vinos premium ofrecen buena relación calidad-precio si se comparan con grandes referencias internacionales, aunque reconoce que los precios siguen siendo altos para muchos consumidores locales.

En eventos recientes, como una cata organizada por James Suckling en Hong Kong, vinos chinos compitieron con etiquetas internacionales reconocidas. Los asistentes valoraron ambos grupos de vinos de forma similar, lo que indica avances en calidad. Sin embargo, el precio sigue siendo un obstáculo para ampliar el mercado.

Algunos clientes buscan precisamente precios altos para regalar vino como símbolo de estatus. Judy Chan, directora ejecutiva de Grace Vineyard, explica que durante años sus clientes le pidieron subir los precios para dar más prestigio al producto. Así, su vino Chairman’s Reserve se vende desde hace más de una década por unos 100 dólares y ahora existe una edición especial por 390 dólares. Otras bodegas también apuestan por este segmento con etiquetas que superan los 400 dólares.

La presencia del vino chino en restaurantes ha aumentado. Hace quince años solo unas pocas bodegas figuraban en las cartas; este año, los finalistas del certamen China’s Wine List of the Year incluyeron 34 bodegas de nueve regiones diferentes. Esto refleja una mayor aceptación del vino local y sus precios entre los establecimientos gastronómicos.

No obstante, estos precios siguen siendo inaccesibles para gran parte del mercado chino, donde muchos consumidores buscan opciones por debajo de 100 yuanes (unos 14 dólares) o incluso menos. En este segmento más económico, la competencia es fuerte debido a la presencia de vinos franceses y españoles por menos de dos dólares y otras opciones internacionales bien valoradas por menos de 14 dólares.

Los productores chinos afrontan varios obstáculos para competir en precio: salarios al alza, costes elevados por la importación de barricas y otros equipos, así como la necesidad de enterrar las vides en el norte del país para protegerlas del frío invernal. Además, el vino no se considera un producto agrícola a efectos fiscales y soporta impuestos elevados.

A pesar de estas dificultades, algunas bodegas han lanzado vinos asequibles con buena acogida. Mulando es un proyecto conjunto entre un productor de Ningxia y la plataforma Vinehoo que nació en 2021 con el objetivo de ofrecer vinos económicos. En la tienda oficial del gigante jd.com dedicada a la región montañosa Helan se pueden encontrar vinos básicos desde siete dólares producidos por bodegas conocidas como Yangyang o Helan Red. Xiaoman es otra marca que ofrece siete referencias –cinco tintos, un blanco y un espumoso rosado– con precios desde cuatro dólares y puntuaciones cercanas a los 90 puntos según James Suckling.

El mercado chino está cambiando. El consumo basado en el estatus social pierde peso frente a decisiones basadas en el gusto personal. Las ventas de vino blanco aumentan y surgen tendencias como los vinos naturales o naranjas. Los productores locales intentan adaptarse a estos nuevos nichos pero necesitan tiempo para consolidar su posición.

La percepción sobre el vino chino también evoluciona lentamente. Muchos consumidores mayores asocian estos productos con calidades bajas del pasado mientras que los jóvenes muestran mayor apertura e interés por productos nacionales aunque disponen de menos recursos económicos.

Para las bodegas chinas, ofrecer vinos asequibles y con calidad puede ser una vía para atraer nuevos consumidores y fidelizarlos a largo plazo. Sin embargo, convencer al público local sigue siendo complicado debido a la amplia oferta internacional y a la cautela generalizada ante el gasto en ocio y bebidas alcohólicas.