Alberto Sanz Blanco
Martes 30 de Septiembre de 2025
En pleno corazón de Chamartín, a un paso de Plaza Castilla y bien conectado con el resto de la ciudad, el hotel Barceló Imagine se alza como un enclave privilegiado para quienes buscan un brunch diferente en Madrid. Su propuesta dominical, las llamadas "Brunch Sessions" combinan cocina variada y ambiente musical en un formato pensado para disfrutar sin prisas. El comensal encuentra una propuesta amplia, entre dulces, salados y platos de inspiración actual, en un entorno relajado que invita a alargar la mañana.
El brunch, nacido como un desayuno tardío con vocación de comida completa, ha encontrado en Madrid un terreno especialmente fértil y se ha consolidado como uno de los rituales más reconocibles del fin de semana. La ciudad lo ha hecho suyo, adaptándolo a su ritmo y a su carácter social: sirve tanto para prolongar el descanso con un bocado generoso como para convertirse en punto de encuentro entre amigos que buscan un plan relajado. Dentro de este panorama, el Barceló Imagine interpreta con acierto esa dualidad. Los huéspedes disfrutan de un desayuno abundante sin necesidad de moverse, mientras que quienes no se alojan en el hotel pueden sumarse a una propuesta culinaria completa y cuidada.
Al entrar en el Barceló Imagine, la recepción impresiona por su refinamiento y aire distinguido. El espacio combina modernidad y calidez: las plantas incorporan frescura y sensación acogedora, mientras la decoración minimalista mantiene un estilo contemporáneo. Un piano en el hall anuncia la música como hilo conductor de la experiencia y los retratos de artistas mundialmente conocidos que adornan las paredes refuerzan esta idea, creando un ambiente vanguardista, cuidado, tranquilo y sofisticado para disfrutar sin prisas y de manera relajada. La atención del personal contribuye a esta sensación: profesionales como Andrés y Alma destacan por su simpatía, amabilidad y discreción, siempre serviciales sin resultar invasivos, acompañando al visitante durante toda la experiencia con una presencia agradable y cercana.
La propuesta gastronómica de las "Brunch Sessions" se presenta como una de las más equilibradas en términos de calidad, precio y variedad. Por 35 € sin bebidas, la carta ofrece todos los pases necesarios para considerarlo un brunch completo: aperitivos y pastelería para empezar, platos principales generosos y postres como el cierre perfecto con un guiño dulce. Además, mantiene un carácter lúdico y creativo, con sutiles referencias musicales que conectan con el hilo conductor del hotel, integrando gastronomía y concepto de forma armoniosa.
En el terreno de las bebidas, la propuesta mantiene el mismo nivel de cuidado. Los cafés destacan por su excelencia, servidos con latte art incluido; el zumo de naranja es natural y fresco, mientras los smoothies sorprenden por su creatividad y sabor, como en nuestro caso, un refrescante smoothie de kiwi, sabor nada habitual. Para añadir un toque burbujeante, la experiencia se completa con una copa de cava, perfecta para acompañar los primeros bocados y realzar la sensación de celebración.
En el apartado dulce, la carta combina clásicos bien ejecutados con toques diferentes. Los croissants de mantequilla y cereales resultan hojaldrados y ligeros, mientras el bizcocho casero destaca por su jugosidad y ternura. Las porras madrileñas, nada grasientas, sorprenden por su sabor limpio, demostrando que incluso los clásicos más conocidos pueden presentarse de manera fresca y cuidada.
Las rebanadas de pan "pochón" tostado sirven de base perfecta para mantequilla y mermeladas, mientras los dados de aguacate, ligeramente especiados y untuosos, aportan un punto sabroso. El hummus del día, muy cremoso y lleno de sabor, invita a disfrutarlo en cada cucharada. Por si no fuera suficiente, también encontramos una tabla de embutidos y quesos de corte fino, con gran variedad y generosa cantidad, ideal para compartir o completar el aperitivo.
Como continuación de los entrantes, el menú incluye un Açai Bowl, ya convertido en un pase imprescindible en cualquier brunch. La fruta brasileña se bate con plátano y helado de vainilla, creando una base suave y cremosa, servida fría, casi congelada, como es ideal. Se acompaña de abundante fruta: plátano, fresas y kiwi, junto con almendras y coco rallado, sirviendo además para limpiar el paladar antes de los principales.
Para los platos fuertes, optamos por una opción clásica y aparentemente sencilla, un buen termómetro de la calidad del brunch. Elegimos el huevo benedictino con salmón, acompañado de espinacas salteadas y salsa holandesa. El huevo llega en su punto perfecto, rompiéndose en la mesa con una yema cremosa que se mezcla con el resto de ingredientes. El salmón resulta fresco y abundante, mientras la salsa holandesa, con un toque ácido muy logrado, incorpora profundidad y equilibrio al plato.
Entre las opciones principales también destaca la hamburguesa, servida en un pan de unos 50 gramos aproximadamente, con bacon, cheddar y brotes tiernos. La carne llega en su punto, muy jugosa y tierna, acompañada de patatas fritas crujientes que completan un plato sencillo pero muy bien ejecutado, demostrando atención al detalle incluso en preparaciones clásicas. Igualmente, la carta ofrece tostas como la de pan nórdico con aguacate y huevo poché, la vegana de pan "pochón" con hummus y brotes, tortillas de patata o un bagel de pularda rostizada con kale y salsa de miel y mostaza, todas opciones cuidadas y sabrosas.
Si todavía queda hueco para el postre, el surtido ofrece varias opciones a elegir. Las tortitas con nata y sirope de arce llegan jugosas y esponjosas, mientras la tarta de zanahoria con helado de yogur sorprende por su textura ligera, nada compacta, y sabor muy logrado. Para los más clásicos, la tarta de queso, favorita de Springsteen, cierra la experiencia con un toque delicioso y familiar. En definitiva, un brunch que convierte un domingo cualquiera en un momento especial: platos cuidados, sabores equilibrados y un entorno elegante que invita a disfrutar sin prisas. Calidad, variedad y distinción se combinan en cada detalle, dejando al visitante con ganas de volver.