La familia Figuero abre su bodega de La Horra para visitas personalizadas y catas de vinos históricos

La familia Figuero, originaria de La Horra, en la provincia de Burgos, recibe cada sábado a visitantes en su bodega para compartir su historia y su pasión por el vino. Cristina, representante de la tercera generación, explica que la atención personalizada es fundamental para ellos. Prefieren grupos pequeños para que cada persona pueda preguntar y sentirse cómoda durante la visita.

El recorrido comienza con una explicación sobre el viñedo del pueblo de La Horra. Este viñedo fue uno de los primeros en ser replantado tras la filoxera y cuenta con cepas que superan los 80 años. Los visitantes conocen el trabajo realizado por José María García y Milagros Figuero, quienes han cuidado las viñas durante más de cuatro décadas. Actualmente, tres generaciones trabajan juntas con el objetivo de que sus vinos acompañen momentos especiales.

Durante la visita, los asistentes escuchan anécdotas y comparten experiencias. Cristina señala que el vino une a las personas y permite crear vínculos entre desconocidos. La experiencia finaliza con una cata dirigida por José María, donde se pueden probar Figuero 2021 y, en primicia, la nueva añada Viñas Viejas 2021.

Viñas Viejas 2021 procede de una vendimia manual realizada entre finales de septiembre y principios de octubre en viñedos antiguos del paraje de Zaloña. El clima estable durante ese año permitió una maduración lenta y saludable de la uva. El vino resultante es un Tinto Fino que muestra intensidad frutal, equilibrio y potencial para guarda. El precio es de 31,90 euros con IVA incluido.

Las visitas se realizan los sábados a las 12:00 horas en la bodega situada en la carretera La Horra – Roa km 2,2, en La Horra (Burgos). Las reservas pueden hacerse a través de la web figuero.es/enoturismo.

La bodega Figuero nació en 2001 como resultado del sueño de José María García, viticultor local convencido del valor de sus uvas de tinto fino. Este sentimiento se transmitió a sus hijos y nietos, quienes hoy continúan el trabajo iniciado por sus antepasados. La familia mantiene un compromiso firme con el cuidado del viñedo y la transmisión del legado familiar. Su identidad se ha forjado entre las cepas y el trabajo diario en el campo.