¿Qué busca el nuevo enoturismo?

No hace falta decir que ir de ruta por bodegas es algo que nos encanta a los amantes del vino. Además de empaparnos, por fuera y por dentro, del vino y su cultura, aprovechamos para conocer la gastronomía de la propia bodega o de la zona donde se encuentra.

Si a esto añadimos unas instalaciones hoteleras, el pack parece completo. Pero no. Cada vez somos más exigentes en lo que al enoturismo se refiere y siempre buscamos un plus.

Todos conocemos las bondades sobre la práctica del enoturismo con respecto a las bodegas que fidelizan a sus clientes, ayudan al territorio y en algunos casos a la recuperación de zonas despobladas. Hacen que el cliente pueda adquirir los vinos en la propia bodega a precios sin intermediarios (aunque esto último de un poco de risa), promueven la identidad cultural... En fin, un montón de cosas que son muy positivas. Pero, para algunos enoturistas "pro" es un más de lo mismo.

Los paquetes enoturísticos cada vez requieren de más ofertas que sean sorprendentes y que poco o nada tienen que ver con el mundo del vino. Os pongo un ejemplo. Una bodega de "x" zona oferta una visita guiada por el viñedo, después pasan por las instalaciones donde conocerán los procesos, probarán los vinos y terminarán con un pequeño aperitivo. Ahora, la misma bodega oferta lo mismo, pero además pasar por los viñedos en segway y una sesión de tiro con arco, que dime tu que tendrá que ver con el vino.

Pues no hace falta que contemos el final. La segunda oferta se llena hasta colgar el cartel de no hay entradas y la primera tiene lo que tiene. Y es que cada vez queremos más. Ya nada sorprende "porque se sabe de todo". Los procesos de vinificación aburren, pero donde esté un buen viaje en globo o sumergirse entre burbujas en un spa con el agua calentita...

Tras la pandemia, el enoturismo ha retomado fuerza. Y aunque España sea la zona del mundo con más superficie de viñedo, Italia nos pasa por delante en oferta enoturística. Por eso y por lo ya comentado, la oferta incluida en las visitas a rutas, zonas o bodegas cubren un amplio abanico de posibilidades que poco o nada están vinculadas al vino. Aun así, bienvenidas sean las tirolinas.