Barolo fusiona tradición italiana y creatividad en la colonia Roma con pasta fresca y ambiente acogedor

Barolo se ubica en la colonia Roma, en Ciudad de México. El restaurante recibe a sus comensales en un espacio pequeño, con madera clara y una barra de cristal donde el equipo prepara pastas frescas a la vista. La cava, situada al fondo, guarda una selección de vinos que acompaña la propuesta gastronómica. El ambiente invita a disfrutar de sobremesas largas y conversaciones pausadas.

El chef Rafael Prado dirige la cocina de Barolo. Cada día, elabora pasta fresca con yemas y harina refinada. El proceso comienza temprano por la mañana. El equipo corta, rellena y cierra los agnolotti del plin con el tradicional pellizco que da nombre a esta pasta. Los agnolotti del plin tienen su origen en las colinas de Langhe, en Italia, donde forman parte de la tradición familiar.

En Barolo, el chef ha decidido reinterpretar el relleno clásico. Utiliza short rib cocinado lentamente hasta que la carne queda tierna y jugosa. Este ragú aporta profundidad y sabor al plato. Una vez formados, los agnolotti pasan por una sartén con mantequilla avellanada. Esta mantequilla adquiere un aroma a nuez y pan tostado tras dorarse cuidadosamente.

Antes de servir, los cocineros espolvorean parmigiano reggiano de 24 meses sobre la pasta. El queso aporta notas salinas y matices complejos gracias a su envejecimiento prolongado. El resultado es un plato equilibrado, donde cada elemento cumple una función precisa.

Barolo busca unir la tradición italiana con ingredientes y sensibilidades mexicanas. El restaurante no recurre a presentaciones recargadas ni técnicas innecesarias. Prefiere centrarse en el sabor y en la calidad del producto. Los clientes suelen acompañar los platos con vinos seleccionados para realzar la experiencia.

El local se ha convertido en un punto de encuentro para quienes valoran la cocina honesta y bien ejecutada. La propuesta de Barolo pone en valor tanto la técnica como el respeto por las recetas originales, pero también deja espacio para la creatividad del chef.

El restaurante abrió sus puertas hace algunos años y desde entonces ha mantenido una clientela fiel. Muchos visitantes llegan recomendados por amigos o familiares que han probado los agnolotti del plin y otros platos de la carta. La atmósfera tranquila y el servicio atento contribuyen a que los comensales se sientan cómodos durante toda su estancia.

Barolo representa una opción para quienes buscan conocer nuevas interpretaciones de la cocina italiana sin perder el vínculo con sus raíces. La elaboración diaria de pasta fresca, el uso de productos seleccionados y el cuidado en cada paso del proceso definen su propuesta culinaria.

El restaurante abre todos los días excepto lunes. Se recomienda reservar con antelación, especialmente durante las noches de fin de semana, cuando suele llenarse rápidamente. Barolo continúa consolidándose como uno de los referentes para quienes disfrutan del buen comer en Ciudad de México, gracias a su apuesta por la calidad y el respeto por las tradiciones gastronómicas.