China podría convertirse en el mayor mercado de vino del mundo

Aunque ha sufrido una leve regresión en las dos últimas campañas, China se sitúa ya como el 2º país con mayor superficie de viñedo, el 7º en producción y el 5º importador

Carmen Fernández

Jueves 04 de Junio de 2015

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Cuando hablamos de países productores de vino seguramente China no sea el primer país que nos venga a la cabeza. Sin embargo, desde el año 2000 China ha incrementando la superficie de plantación en un 127% lo que se ha traducido también en un incremento de la producción de casi el 200% entre 2000 y 2013. Solo en ese año China acumuló el 34% de la producción mundial. Aunque entre 2012 y 2013 ha experimentando una leve regresión en su escalada de consumo, China es el segundo país en superficie de cultivo de viñedos, solo por detrás de España. De hecho un pronóstico de Euromonitor International, expertos en prospección de mercados, indica que, en el año 2017, China podría ser ya el mayor mercado de vino del mundo.

Con una población cada vez más aficionada al consumo de vino - China consumió 1.900 millones de botellas en la pasada campaña-, el gigante asiático ha ido incrementado su superficie vitívinícola alcanzando las 799.000 hectáreas plantadas, unas 7.000 más que Francia, según datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Otro dato: de una producción mundial de 271 millones de hectolitros en 2014, diez países acumulan el 80% de la producción mundial del vino, y China ha conseguido colarse en este top ten, superando ya a Alemania, Chile, Sudáfrica, y muy cerca ya de Australia. El país asiático se sitúa en el puesto número 7.

Y también ha incrementado mucho el número de consumidores, con 17 millones de hectolitros consumidos en la campaña pasada y 38 millones de consumidores, el doble del que había hace tres años (Wine Intelligence’s China Wine Market Landscape Report, 2014). Un consumo sitúa al país asiático en el 5º puesto entre los países con mayor consumo, aunque sí es cierto que el rápido crecimiento de años anteriores se ha visto detenido, posiblemente en el contexto de la campaña gubernamental contra la corrupción. Sin embargo, el boom y la especulación de la que fue objeto el vino, especialmente los vinos de Burdeos, entre el 2008 y el 2011 ya es parte del pasado. Ahora el conocimiento que la población tiene de los vinos es mayor y las empresas han incrementado su cartera de vinos, con elaboraciones procedentes de Italia, Australia o EE.UU, aunque a decir de críticos tan reconocidos como Jancis Robinson, las miras del mercado chino se dirigen ahora hacia los vinos de la Borgoña, que también podrían sufrir la especulación china.

Sin embargo, según apuntan algunos expertos, el consumidor chino empieza a estar interesado en comprar vino de cierto nivel para su consumo y no como inversión, como hasta ahora, aunque su consumo, especialmente de vinos importados, todavía se concentra entre las clases más acomodas y en las élites urbanas de Shanghai, Beijing y Shenzhen. Esta nueva mentalidad de “comprar para beber” es la mejor noticia para construir un mercado sostenible a largo plazo, aunque aún queda mucho camino por recorrer, puesto que, los clientes siguen siendo reacios a opinar sobre un vino sin conocer su precio, rechazando las catas a ciegas como método para determinar si un vino puede ser interesante para incorporar al mercado chino.

Abierto a otros países

Con este incremento del interés por el vino, China es uno de los países importadores más importantes, tanto en términos de valor como de volumen, pasando de 0,3 a 1,2 billones de euros entre 2008 y 2013 mientras que en volumen, en el mismo período, ha pasado de 1,6 a 3,9 millones de hectolitros de vino. Cabe destacar que fue precisamente en 2008 cuando el gobierno chino eliminó el impuesto especial que pesaba sobre el vino. Estas cifras sitúan a China en el top 5 de países importadores, por detrás tan solo de EE.UU, Reino Unido y Alemania, en términos de valor. Estos seis países importan más de 1 mil millones de euros de vino cada uno: EE.UU, que se sitúa como el mayor mercado de consumo, mientras que China alcanzó el nivel de consumo de Japón.

Sin embargo por volumen, China pasa al sexto puesto, por detrás de Francia y Rusia, lo que nos indica claramente quién compra el vino más caro. La apuesta china sigue siendo, pues, el vino de menor valor aunque el crecimiento en términos porcentuales tanto del valor como de volumen de litros importados sitúan al país asiático a la cabeza en el incremento, ya que ha aumentando casi un 90% entre 2008-2013. Y es que, aunque el crecimiento en el número de nuevos consumidores chinos no va a beneficiar directamente a las importaciones si no al consumo del vino elaborado en China, un país como China va a tener muy complicado satisfacer el consumo de vino de su población. Eso abre un gran mercado para la llegada de un mayor número de referencias, a precios más asequibles y en el que países como Francia seguirán teniendo “tirón”. Pero también habrá mercado para otros vinos, que para su éxito tendrán que tener en cuenta el paladar chino pero también su precio. Ahí tendrán ventaja países como Chile, que han cerrado acuerdos de libre comercio con China, eliminando impuestos. El mercado chino está, pues, aún muy abierto.

Carmen Fernández
Licenciada en CC de la Información y especializada en enogastronomía y turismo
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