David Bernardo López: “La mejor herramienta revolucionaria es el poder de compra”

El profesor de Principios del Desarrollo Social, David Bernardo López, dará a conocer las claves para que las actividades agrarias sean un motor de desarrollo desde una perspectiva minifundista. El objetivo general de la sesión es establecer una relación entre la agricultura (en general) y la vid y el vino (en particular) con el desarrollo rural desde la perspectiva del minifundio

Valencia

Lunes 27 de Octubre de 2014

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“El objetivo del desarrollo no debe ser ganar dinero, sino mejorar la calidad de vida de cada uno de los ciudadanos y de sus comunidades. Las personas son parte de un ecosistema. En un ecosistema todo está interelacionado y nuestras decisiones afectan a los demás y viceversa. En el caso del desarrollo rural se debe tener en cuenta la cultura tradicional local, ya que el medio rural es indisociable de su cultura propia. Las acciones de desarrollo rural se mueven entre el desarrollo social y el económico.” Este es parte del pensamiento del profesor de Principios del Desarrollo Social de la Escuela Politécnica Superior de Orihuela-UMH, David Bernardo López, quien añade que “hemos de ser capaces de reinventar el modelo económico pero desde una perspectiva individual, de lo que cada uno puede hacer”.

David Bernardo López es uno de los ponentes del II Curso Microviña, una herramienta para el desarrollo rural que comienza el próximo 7 de noviembre en la Sede Universitaria de Cocentaina. Su conferencia, prevista para ese mismo día a las 18.30, lleva por título “las actividades agrarias como motor de desarrollo. Sus interacciones en el minifundio. Actividades complementarias derivadas. El caso de la viña y el vino como ejes vertebradores”.

Para David Bernardo López no hay ninguna duda: “la mejor herramienta revolucionaria es el poder de compra. Somos los consumidores, cuando compramos, los que decidimos el modelo económico que queremos. ¿Estamos dispuestos a financiar un modelo productivo y, por lo tanto, social distinto? o ¿solamente queremos nuestro pedacito de la tarta y lo que le pase a nuestro entorno inmediato nos importa poco?”.

“Cuando una persona va a comprar un producto -explica el profesor- ¿qué es en lo primero que se fija? En el precio. Pues yo propongo -añade- que no seamos como Dorian Grey. No preguntemos sólo por el precio y luego nos escandalicemos por lo injusta que es la sociedad, por lo contaminados que están los ríos. Miremos cómo ese producto ha sido hecho. ¿El productor minifundista quiere que le compremos vino, naranjas o tomates? Su situación en una economía de mercado es anómala. Como indica la RAE, minifundio es una finca rústica que, por su reducida extensión, no puede ser objeto por sí misma de cultivo en condiciones remuneradoras. Pues debe usar su sistema de producción para cambiar el modelo ya que el modelo le lleva a desaparecer. Por otro lado, el consumidor ha de exigir que se respete el medio ambiente, que los contra tos laborales de los trabajadores sean dignos, que las variedades sean las tradicionales (recuperando parte de nuestra soberanía alimentaria), que los sistemas de producción no sean intensivos y que no se usen plaguicidas de forma indiscriminada, entre otras cosas, si de verdad le parece importante”.

Según David Bernardo López “tenemos que ser capaces de convertir el carro de la compra en un carro de combate a escala local. Es muy sencillo pero todavía no nos hemos dado cuenta. El consumidor le ha de comprar al productor pero a cambio el productor se ha de comprometer a ciertas cosas. El cliente es el Rey”, sentencia.

Es en este contexto cuando el minifundio se convierte en un motor de desarrollo y puede plantarle cara al latifundio: “El minifundio nunca será rentable si aplica los mismos métodos que el latifundio ya que esa manera de medir la rentabilidad lo imposibilita. En cambio si el minifundio pasa a generar valor a la sociedad será rentable”, sentencia David Bernardo López.

Para finalizar, el profesor cita a uno de sus autores preferidos: “Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit (Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre... o … el hombre es el lobo del hombre... cuando desconoce quién es el otro) ... que diría Plauto en su Asinaria (Comedia de los asnos), ...o simplemente hacemos lo que nos conviene... y nos fastidia cuando los demás hacen lo que les conviene a ellos…”

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