El Concurso Mundial de Bruselas reúne en Guimarães a 8.400 vinos procedentes de más de 50 países

La 19ª edición del Concurso Mundial de Bruselas reunirá en Guimarães (Portugal) los próximos días 4, 5 y 6 de mayo cerca de 8.400 vinos y espirituosos del mundo entero.

Una cifra récord que corresponde a un aumento de un 10% en comparación con la edición anterior organizada en Luxemburgo.

"Nuestra principal inquietud es la de mantener las condiciones óptimas de cata tanto para los productores que confían en nosotros, como los 316 catadores que son la esencia de la competición", confiesa Thomas Costenoble, director del Concours, "un crecimiento de un 10% es un desafío para nosotros, nos obligó a clausurar anticipadamente las inscripciones. Nunca antes lo habíamos visto en los 19 años de existencia del Concours."

Los 316 catadores de 48 nacionalidades distintas catarán los días 4, 5 y 6 de mayo próximos, 8.397 vinos y espirituosos procedentes de más de 50 países entre los cuales Francia (2.541), España (1.549), Italia (993), Portugal (925), Chile (447), África del Sur (248) o bien Suiza (203).

Esta edición 2012 confirma que en unos pocos años, el Concurso Mundial de Bruselas se ha transformado en el mayor escaparate de la diversidad vitícola española.

Guimarães, un huésped de prestigio para el Concurso

En 2012, Guimarães es capital europea de la cultura y acoge la 19ª edición del Concurso Mundial de Bruselas.

La ciudad de Guimarães está situada en la región Norte de Portugal, en la antigua provincia del Minho. Guimarães, cuna de la nación portuguesa, es una de la ciudad portuguesa cuya población es la más joven (160.000 habitantes en total).

El clima de la región se caracteriza por inviernos fríos y lluviosos y veranos suaves, ligeramente húmedos, con un intervalo de temperaturas anuales bastante importante que se explican por su situación geográfica: un valle alejado de la costa.

Estas condiciones únicas autorizan la producción del famoso Vinho Verde, un vino único al mundo.

Se conoce Guimarães, cuyo origen remonta a la Edad Media, por ser la cuna de la nación y de la identidad portuguesa. Su casco antiguo, perfectamente conservado, está clasificado patrimonio mundial de la Humanidad por la Unesco desde diciembre 2001.