Rusia amenaza con imponer aranceles del 200% a los vinos de la OTAN

La reciente propuesta del gobierno ruso de imponer un arancel del 200% a las importaciones de vino procedentes de los estados miembros de la OTAN ha encendido el debate sobre el futuro del sector vitivinícola en el país y sus posibles repercusiones a nivel global. Esta medida, que sigue a un incremento previo de los aranceles del 12,5% al 20% para los vinos de países considerados "no amigables", pretende ser un paso más en la protección y el fomento del sector vinícola nacional.

La Asociación de Viticultores y Vinicultores de Rusia (AVVR), liderada por Alexey Plotnikov, ha sido la voz detrás de esta iniciativa, argumentando que es esencial para salvaguardar el mercado ruso de la competencia extranjera. Según Plotnikov, esta propuesta no solo incluye un drástico aumento en los aranceles sino también la eliminación de regímenes preferenciales para ciertos países, como Georgia, y la imposición de cuotas que favorezcan el vino ruso en tiendas minoristas y listas de vinos en cafés y restaurantes.

Sin embargo, esta propuesta no ha sido recibida con brazos abiertos por todos. Importadores de vino, analistas y hasta productores locales expresan su preocupación por las consecuencias negativas que podría acarrear, tanto para la industria como para los consumidores rusos. El aumento de los precios del vino, tanto importado como nacional, es una de las principales inquietudes. El mercado del vino en Rusia ya ha experimentado un alza en los precios debido a los incrementos arancelarios anteriores, y un arancel del 200% podría exacerbar esta tendencia, afectando la accesibilidad y potencialmente reduciendo la diversidad de vinos disponibles para los consumidores rusos.

La propuesta de AVVR y su impacto potencial en el mercado ruso del vino también plantea preguntas sobre la capacidad de la industria vinícola local para satisfacer la demanda interna. A pesar del crecimiento y desarrollo del sector vinícola ruso en los últimos años, todavía se enfrenta a desafíos relacionados con la escala de producción y la calidad, lo que podría dificultar su capacidad para reemplazar completamente las importaciones. Además, la dependencia de Rusia de las importaciones de vino de países como Sudáfrica, Argentina y Chile, que no podrían cubrir completamente la demanda, sugiere que la propuesta arancelaria podría llevar a una escasez en ciertos segmentos del mercado.

Más allá de los precios y la oferta, la propuesta de imponer aranceles elevados a los vinos importados refleja una tendencia más amplia hacia el proteccionismo en el comercio internacional. Si bien la intención de apoyar a los productores locales es comprensible, las medidas proteccionistas pueden tener efectos de amplio alcance, no solo en el mercado interno sino también en las relaciones comerciales internacionales. El sector vitivinícola global es intrínsecamente internacional, con países productores y consumidores interconectados a través del comercio. Las medidas que perturban este equilibrio pueden llevar a represalias y a una mayor tensión comercial.

Artículo internacional de Vinetur, consulta la versión original.