Inventan la 'huella dactilar' del vino
EFE
Viernes 03 de Febrero de 2012
Investigadores argentinos han desarrollado un método que permite obtener las 'huellas dactilares' de los vinos, a fin de garantizar la autenticidad y procedencia de este producto
Unos investigadores argentinos han desarrollado un método que permite obtener las "huellas dactilares" de los vinos, a fin de garantizar la autenticidad y procedencia de este producto declarado "bebida nacional", informó el científico responsable del estudio, Daniel Wunderlin
El mecanismo permite determinar los componentes químicos de los vinos, la geología del lugar donde fue cosechado, el agua incorporada del riego y las lluvias, la altura de los cultivos, la cantidad de sol recibida, la contaminación del lugar y la variedad de la uva, entre otros factores.
"La investigación está enfocada desde el punto de vista químico. Permite confirmar el origen y la autenticidad del producto, además de verificar si lo que dice la etiqueta es cierto", dijo Wunderlin, director del Instituto Superior de Investigación, Desarrollo y Servicios en Alimentos (Isidsa) de la Universidad de Córdoba.
"Con este mecanismo se puede saber además si el vino es argentino, chileno, español, francés o de otro país", añadió el responsable del estudio, que contó con financiación de la Unión Europea.
Wunderlin explicó que el método, que combina la información de los componentes químicos con datos matemáticos y estadísticos, establece una suerte de "huella dactilar de un vino" que permite diferenciarlo.
Para desarrollar esta herramienta, estos científicos de las universidades de Buenos Aires, Córdoba, San Juan y La Plata tomaron muestras en viñedos de las provincias de Mendoza, San Juan y Córdoba y analizaron las características del suelo, de los vinos y del agua de esas regiones de Argentina, quinto elaborador mundial de vinos y noveno exportador a nivel global.
"Sirve para que no haya fraude sobre un producto y para saber, por ejemplo, si un vino es tan añejo como se declara en una botella. Es útil para los organismos de control", subrayó Wunderlin.
Para los responsables de la investigación, publicada en la revista oficial de la Sociedad Química de Estados Unidos, se trata de una metodología útil para facilitar la venta de los vinos argentinos tales como el Malbec, el Cabernet Sauvignon o el Syrah en mercados exigentes.
El sector vitivinícola argentino, en el que trabajan unas 400.000 personas, alcanzó en Argentina una facturación anual superior a los 2.600 millones de dólares.
Argentina ocupa el séptimo lugar en consumo per cápita de vino a nivel mundial, con unos 30 litros anuales, aunque lejos de la media de 90 litros que el país tenía hace cuarenta años. Según datos oficiales, el 77 por ciento de la producción argentina se destina al consumo doméstico y el resto se exporta.
El sector lo componen 1.341 bodegas, mientras que la superficie ocupada por vides asciende a 228.000 hectáreas y la actividad vitivinícola total representa el 1,37 por ciento del producto interior bruto (PIB) del país. En 2010, la presidenta, Cristina Fernández, declaró el vino "bebida nacional".