Europa decide su futuro ante la reforma del sector vinícola

Los viticultores europeos, enfrentados a una competencia cada vez mayor por parte de los nuevos países productores, se cuestionan sobre la idoneidad de una reforma encaminada a mejorar su competitividad, pero que también podría provocar una pérdida de su identidad

AFP

Jueves 19 de Abril de 2012

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En el corazón de los debates está la fecha final de 2015 -2018 si se acogen a las prorrogas-, de los "derechos de planación", un sistema de control de los viñedos cuya supresión tiene como objetivo introducir más flexibilidad para adaptarse a la demanda internacional y a los efectos de la moda, dando a los viticultores la libertad de plantar tantas cepas como deseen.

Esta medida forma parte del plan diseñado en 2008 con el fin de mejorar la competitividad del sector europeo del vino, en el que también se incluyen programas para arrancar los viñedos no competitivos, el final de las ayudas a la destilación de los excedentes y subvenciones para la modernización y la promoción del sector.

Por el momento, el sector del vino europeo puede mantener la cabeza alta: Europa sigue siendo líder mundial, tanto en cantidad, en calidad y en valor, tanto en el mercado europeo como en los mercados mundiales. Pero también es "la número uno de las importaciones" de vino, destacó el comisario europeo de Agricultura, Dacian Ciolos.

Pero los datos cuestionan las posiciones del comisario europeo: en el mercado británico, gran importador, los vinos europeos luchan codo con codo con los vinos producidos en los nuevos países productores.

Y Chile, por ejemplo, quiere plantar 1000.000 hectáreas de nuevos viñedos antes del 2020 y aumentar sus exportaciones un 10% anual, en momentos en los que Francia redujo un 11% sus tierras vinícolas en la última década y los otros dos principales productores europeos, España e Italia, perdieron un 14% de las tierras dedicadas a la viticultura.

Ironía del destino, son principalmente capitales europeos los que invierten en el nuevo mundo, especialmente en China, actualmente un gran importador, pero que en el futuro podría convertirse en uno de los principales actores del mercado mundial.

La Federación Europea de Vinos de Origen (EFOW, por sus siglas en inglés) lucha contra el final de los derechos de plantación al considerar que permitir plantar tantas viñas como se quiera y donde se quiera afectará a la identidad de los viñedos.

Los sindicatos franceses, italianos y españoles del sector, reagrupados en el EFOW, han convencido a sus gobiernos, así como a una decena de Estados, para reclamar una revisión de la reforma que ellos mismos ratificaron hace cuatro años.

Este grupo de presión alerta también contra un riesgo de sobreproducción, con la consecuente bajada de precios, en el caso de liberación de los derechos de plantación.

También predicen consecuencias nefastas para las zonas vitícolas menos productivas, la industrialización excesiva del sector y una desvalorización de los viñedos de prestigio como consecuencia del aumento de la superficie vitícola.

El comisario Ciolos ha aceptado formar "un grupo de alto nivel" para evaluar de ahora a noviembre el impacto de la supresión de los derechos de plantación y para proponer recomendaciones.

"No se trata de hacer una reforma de la reforma", subrayó Ciolos en la apertura este jueves de la primera reunión de este grupo, del que forman parte representantes de los gobiernos y profesionales del sector.

El comisario se mostró dispuesto a actuar si las reflexiones del grupo acaban en "argumentos fuertes y soluciones innovadores y duraderas", rechazando "herramientas de los años 1970 que han mostrado sus límites" al no impedir, por ejemplo, la sobreproducción de vino.

Para Ciolos, los viticultores europeos necesitan ser más flexibles ante los cambios de hábito de los consumidores, que son "más curiosos, más volátiles", especialmente los de los nuevos mercados de consumo.

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