La actividad económica del vino en La Rioja genera 578 millones de euros anuales y más de 12.000 empleos

Cómo todo mortal sabe, el vino tiene en La Rioja es una religión. En esta Comunidad Autónoma española conocida mundialmente por sus vinos de calidad excepcional, el vino juega un papel que va más allá del mero placer gastronómico. El vino, que surge de la alquimia entre la tierra, el clima, la vid y el esfuerzo humano, se ha convertido en un pilar fundamental no solo para la cultura de La Rioja, sino también para su economía y su tejido social.

Viajamos a través de los datos revelados por el estudio sobre 'La relevancia económica del sector vitivinícola en La Rioja', elaborado por Analistas Financieros Internacionales (AFI) para la Interprofesional del Vino de España (OIVE), para descubrir el impacto profundo de la vitivinicultura en esta Comunidad Autónoma. Qué duda cabe, que el informe se circunscribe a La Rioja (Comunidad Autónoma), no a Rioja (región vinícola que incluye País Vasco y otras comunidades).

Lo que encontramos es una historia de crecimiento, integración y potencial que la vid ha tejido en el corazón de La Rioja. De entrada, los números nos hablan de una presencia casi omnipresente de la vitivinicultura en la región: 117 municipios riojanos, o lo que es lo mismo, dos de cada tres municipios, acogen viñedos en sus tierras. Esto no solo refleja la importancia cultural del vino en la región, sino también su peso económico y social. En esos municipios, donde la población ha crecido un 6% entre los años 2000 y 2021, se evidencia cómo la vitivinicultura actúa como un agente de fijación de población, contrastando con un descenso del 8,8% en aquellos sin viñedos.

La contribución del sector al Producto Interior Bruto (PIB) de La Rioja alcanza más de un 6,5%, una cifra nada desdeñable que subraya la importancia de la vitivinicultura para la economía regional. Y en cuanto al empleo, los números son igualmente impresionantes: más de 12.200 personas encuentran su medio de vida en este sector, lo que representa el 43% en puestos de trabajo directos. Esto, sin duda, pone de relieve la vitivinicultura como un sector clave en la estructura económica de La Rioja.

Las actividades de viticultura, elaboración y comercialización de vino generan, además, en torno a los 578 millones de euros de Valor Añadido Bruto (VAB) al año. También es relevante la contribución positiva del sector a la balanza de pagos, con un superávit comercial superior a los 320 millones de euros anuales.

En términos de producción, La Rioja se sitúa en el mapa vitivinícola no solo español sino mundial, con unas 47.189 hectáreas de viñedo que producen más de dos millones de hectolitros al año, representando el 5,5% de la producción nacional. Estas cifras no solo hablan del volumen de producción sino también de la calidad y la tradición vinícola de la región, que sigue siendo un referente dentro y fuera de nuestras fronteras.

La Estrategia del sector vitivinícola español 2022-2027 pone de manifiesto el compromiso de la región y del país con la vitivinicultura, señalando el camino a seguir para enfrentar los retos del futuro. La apuesta por la difusión de información relevante sobre el sector y por la promoción de sus vinos a nivel global es clara. Se reconoce el vino no solo como producto de consumo, sino como legado cultural, motor económico y símbolo de una región que ha sabido sacar el máximo partido a sus recursos naturales y humanos.

Este panorama nos invita a reflexionar sobre el papel del vino en La Rioja, más allá de su indudable atractivo gastronómico. La vitivinicultura se presenta como una fuente de empleo, un motor económico y, sobre todo, como un elemento cohesivo que contribuye a mantener viva la esencia de la región. La historia del vino en La Rioja es, en última instancia, la historia de una comunidad que ha sabido convertir la uva en una promesa de futuro.