Dos tercios del vino tranquilo facturado en España es tinto

El vino tinto supone más de la mitad del total de vino vendido en España y el 66% de toda la facturación, hasta los 2.912,8 millones de euros, según datos del INE 2019

Martes 04 de Agosto de 2020

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Exclusivamente referido a los vinos tranquilos (esto es, sin incluir espumosos, vinos de licor o generosos, vinos de aguja y aromatizados), los datos de la Encuesta Industrial de Productos del INE, analizados y completados por el OEMV con cifras de una serie histórica 1993 a 2019, nos permiten ver la evolución por colores; primero, desde 1993 al 2009 distinguiendo entre blancos por una parte y tintos y rosados por otra y, después, de 2010 en adelante, entre las tres subcategorías de blancos, tintos y rosados.

La composición de las ventas españolas de vinos tranquilos por colores es mayoritariamente favorable a los tintos, que suponen dos tercios del total del valor en 2019 aunque apenas el 51% del volumen, por tener un precio medio (1,43 €/l) más elevado que las otras dos subcategorías, ya sean blancos (a 0,75 €/l en 2019) o rosados (a una media de 0,87 €/l).

Así, en 2019 las ventas de vinos tintos supusieron el 66% de la facturación total, hasta los 2.912,8 millones de euros, por un total de 2.033,2 millones de litros vendido (el 51% del total).

Por su parte, los vinos blancos, con 1.735 millones de litros vendidos en 2019 por valor de 1.304 millones de euros, representan el 30% del valor total y el 44% del volumen, mientras que los rosados, con apenas 200 millones de litros y 173 millones de euros, suponen el 4% del valor y el 5% del volumen de las ventas totales de vino español (mercado nacional más internacionales).

Unas ventas de vinos españoles por colores, donde influye mucho, no tanto el consumo en el mercado nacional, muy mayoritariamente tinto, como las ventas a destilería y las exportaciones, donde el volumen de vinos blancos es importante.

Pero subcategorías que han evolucionado de forma muy diferenciada, entre ellas y a lo largo de los últimos 26 años, que podemos dividir en las tres etapas de (i) años ’90, (ii) primera década del siglo y (iii) del 2010 al 2019. Tres etapas, divididas por importantes puntos de inflexión para el vino en España y en el mundo: la crisis de sobreproducción del año 2000 y la crisis económica mundial de 2009/2010; la primera de muy fuerte crecimiento, la segunda de estancamiento y la tercera de aumento, pero más moderado.

De estas tres etapas, los vinos tintos y rosados crecieron más rápidamente que los blancos en las dos primeras, pero no en la tercera, en la que la apetencia por los vinos blancos ha aumentado sensiblemente. Si en la etapa de fuerte crecimiento de los años ’90 la media de ventas de vinos tranquilos españoles creció un 20% de media anual, los tintos y rosados lo hicieron al 22,2% y los blancos a tan solo el 15% (14,1% y 9,1% respectivamente en términos de volumen). En la década siguiente, de muy lento crecimiento, también los tintos y rosados superaron a los blancos: frente a una media para vinos tranquilos del 2,5%, los primeros crecieron al 2,6% de media anual mientras los blancos lo hacían al 2,4% (3,6% y 1,9% respectivamente en volumen). Finalmente, en la etapa más reciente, desde 2010, de mayor crecimiento, cambian las tornas y, para una media de vinos tranquilos del 4,7% anual, los tintos apenas crecen al 4% mientras los blancos lo hacen al 6,9% (1,9% frente a 2,9% respectivamente en litros). Es, por lo tanto, notable el cambio de tendencia por colores experimentado desde 2010 y más nítidamente en volumen desde 2013, cuándo los vinos blancos empiezan a ganar popularidad en los diferentes mercados.

Aunque con datos diferenciados solo desde 2010, la evolución de los vinos rosados no va particularmente bien en el conjunto de ventas de vinos tranquilos españoles. En esta última década su crecimiento medio anual acumulado ha sido del 3,7% en valor y del 1% en volumen, por debajo en ambos casos del ritmo de los vinos tintos, del 4% y 2% respectivamente en valor y en volumen que, a su vez, es inferior al de los blancos. Los vinos rosados, pues, representan una pequeña parte de las ventas y crecen a un ritmo inferior al de otros vinos españoles.

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